miércoles, 16 de diciembre de 2009

Episodios nacionales: En el autocar.

" mas inconstante que el Proteo de la fábula, se disfraza de mil maneras con una habilidad injuriosa, se acomoda a todo objeto que considera, cuando no puede llegar a su grandeza, lo baja, cuando no puede descender a su bajeza, lo eleva y así, engañándose a sí mismo, jamás tiene un conocimiento exacto de la verdad."

Padre Senault.
(Extraído de "Agustinismo y utilitarismo: La reversión ética del Amor sui". Por Serge Latouche.


Viajo en un autocar de linea nacional modelo supra. Los viajeros son en su mayoría jóvenes que dormitan durante la mayor parte del viaje, probablemente recuperando horas de sueño mejor empleadas. La radio en altavoz nos deleita con las melodías cuarentaprincipaleras, superándo el máximo volúmen de mis cascos en el hilo musical clásico que vomita valses sin parar. Una azafata minifalda en ristre y pañuelo atado estilo iberia, nos provee de aperitivos, prensa, bombones, en cómodos plazos que alterna con amenas, incluso eufóricas, conversaciones con el conductor a pierna cruzada, que en ocasiones nos historian sus vidas y en otras nos chismorrean a favor o en contra de compañeros, jefes y empresa en general, regándolo con miradas cómplices, furtivas o largas, según sea el trazado de la carretera, en linea con las últimas recomendaciones de la dirección general de tráfico, a propósito de las distracciones al volante. "Lo normá", no hay quien se oponga a esta demostración de camaradería y buen rollo, antes se paga con la vida.


En la fila que me precede, una mujer, de larga melena rubia, cuarentena de rompe y rasga, prorrumpe en sonoras carcajadas tronchantes con el visionado de la hilarante película protesta "Todos los hombres sois iguales", icono de las reivindicaciones no me acuerdo si machistas o feministas, perdón. Inicia una ronda de agotamiento de la batería de su móvil, a voz en cuello, sin cortarse un pelo, durante buena parte del trayecto:

-Victorrrrr!, que soy yo, Lauraaaa... que sí, que yo dije, le voy a llamar a victor.. je,je que dije..., ¿que tal?... no..., es que no veas quéeee fin de semana, es que se ha muerto el padre de Daniel, que si, que no te imaginas, es que pensaban que se había axfisiado y todo, que no veas que pasada... que el pobre de Daniel está hecho polvo, que si tenía que haber estado. más con él...... mmmm que sí, que tremendo... y que yo dije le voy a llamar a Victor, para ver que tal... Oye, y que te digo, que si tal que le llames a Daniel... que si no tienes su movil que te lo doy pero que le llames por la noche que ahora está trabajando... si, mira, su móvil es....Oye, a ver si nos vemos... Un besazo.


- Triniiiiiii! que soy yo, Lauraaaa, que dije, voy a llamar a Trini, guapa, que que tal? Pues yo no veas, guapa, que cómo voy a estaaaar , que no veas, que es que se ha muerto el padre de Daniel... que está hecho polvo y no veas qué fin de semana, es que pensaban que se había axfisiado y todo, que la guardia civil y todo, sabes... Lo peor lo de Marisa, es que no veas, con lo que nosotros hicimos por ella, con lo de su madre, que nos hemos pasado horas en el hospital, y ni una llamada, ni al funeral, ni nada, es que Diego estáaaaa, claro y ¿como no? es que hay que veeeer... y oye, no sé, pero si quieres llamarlo a Daniel, que te doy el movil...., pero que no lo llames hasta la noche, que es que está trabajando, si que hoy es el primer día, que a ver, qué quieres?. Oye, pues a ver si nos vemos ¿eh? Y yo a ti, chaoooo.


Isabel...cariñooo. Oye, que voy en el bus, y me dije voy a llamar a ver cómo está Isabel. Claro, lo que yo digo, ¿como vas a estar?, pues claro, es que ya dije, tiene que estar mal, pero ¡tranquila! tienes que estar tranquila, y no te aisles, no, tienes que salir, ya.... que no tienes ganas.... pues no puede ser tienes que salir, y no estar sola..... bueno pues que no puede ser que aunque quieras estar sola lo que tienes que hacer es salir.... que vaya tu hermano unos días contigo... no es que no puede ser que no quieras, tienes que animaaaarte. Y vente a pasar unos días con nosotros si te apetece. Tu hermano Daniel se ha ido a trabajar, él no quería, pero yo le dije: vete a trabajar, porque estarás mejor, es lo que tienes que hacer.... claro... pues, oye, que te vengas a pasar unos días.... y que te animes. Que ya te llamo, un besiiiiito.


- Chaaaaaaaro! Oye, que soy Lauraaaa, que sí, que dije que hace mucho que no sé nada de Charo y yo dije voy a llamarla a ver que tal.... Uyffff, pues yo no veas, qué fin de semana, que es que se ha muerto el padre de Daniel, si, fíjate cariño, no veas, es que fuéeeeee... lo que no está escritoooo, uff es que pensaban que se había axfisiado y eso, vino hasta la guardia civil, no veas. Y Daniel, hecho polvo, que pobre. Es que es mucho, que si tenía que haber estado más y tal... Y tu que tal, cariiiiiño? Tenemos que vernos ¿eh? Que sí, que es verdad, que hace mucho. Bueno, oye, y si quieres llama a Daniel, que al movil que te lo doy, o al fijo, tu verás, claro, ya se, pero llámalo por la noche que ahora está trabajando... Si, claro. Acabo de hablar con su hermana, no veas, ya sabes, pero hija que le vas a hacer, le dije que se viniera unos días con nosotros, ¡ya ves! pero hija, qué le vas a hacer, es que yo no soy como ella, no le tengo en cuenta.... claaaaro, es que yo no soy así, no me sale... que quieres, si yo fuera como ella... pues no veas... Oye, pues a ver cuándo nos vemos... Genial, pues si. Superbesaaaaazo.

No recuerdo el número exacto de llamadas a amigos para ponerles al tanto de los dramáticos acontecimientos y el consecuente ruego de que no olviden llamar a Daniel, que finalizaron con:

- Danieel, cariño, que cómo estás, ya..... bueno pues no importa, lo que tienes que hacer es preguntar si te pagan el desplazamiento, oye, que le dices, si al menos me pagaran el desplazamiento... claro, pero tu aguanta unos días, a ver, que no sabes, pero dile lo de los desplazamientos, vas y le dices, ¡oye es que no me da ni para el viaje!, claro.... oye, pues se lo dices y a ver, porque a lo mejor dejas ese y no te sale el otro. Claaaaro. Oye que he hablado con tu hermana... pues cómo va a estar.... que ya le he dicho que tiene que animarse y que se venga unos días con nosotros.... claro, yo ya la dije, ¡vente! y que se anime, claaaaro. Y oye, me han llamado un montón de gente, Victor, Trini, Charo,(largo etc) todos se enteraron y quieren llamarte, venga a pedirme el móvil y preguntarme que cómo estás. Si ya les dije que por la noche, que estabas trabajando. Un beeeeeeeso. Un beeeeeso.

(Es de suponer que Daniel, ante tal avalancha de condolencias habrá dormido tranquilo, por fin)

Nadie, salvo, me atrevo a pensar, pues no se me ocurre otra situación más reveladora, que aquel que acude a un psicoanalisis y se enfrenta sesión tras sesión a la cansina repetición monotemática de sus propias demandas, una y otra vez defraudadas por la impávida máscara del psicoanalista, sabe lo tremendamente aburrido que es nuestro "lenguaje interior", prácticamente dedicado en su mayor parte a argüir algun ejercicio de poder. La conquista de esa verdad es la única por la que merece la pena hacer un esfuerzo heroico. Ocultos detrás de la vanidad de la metáfora que creemos ser, pensamos que "cuela", que somos lo que aparentamos y engañando nos engañamos, construyendo finalmente una mentira que, como toda mentira, tiene un "tufo mortal", en palabras conradianas. Por eso es tan importante cultivar la metáfora que queremos ser, embellecerla hasta en los más sencillos hechos de nuestra vida cotidiana. Somos lo que pensamos, lo que decimos, digo una vez más, seamos un bello cuento de amor victoriano o un épico relato de aventuras, o una tragedia griega o sheakesperiana al más puro estilo, o pretenciosos blogueros como es mi caso, pero veraces, porque... corremos el riesgo de resultar así de patéticos ahora que nuestras privadas conversaciones se han vuelto no tan privadas. (en el móvil o en la red, claro está.)Esdedesear.

jueves, 10 de diciembre de 2009

"Optimismo ilustrado"

Optimismo
De Wikipedia, la enciclopedia libre
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La historia de el término optimismo surge del latín "optimum": "lo mejor". El término fue usado por primera vez para referirse a la doctrina sostenida por el filósofo alemán Gottfried Wilhelm Leibniz en su obra Ensayos de Teodicea sobre la bondad de Dios, la libertad del hombre y el origen del mal (Amsterdam, 1710), según la cual el mundo en el que vivimos es el mejor de los mundos posibles.
Comúnmente se cree que Voltaire fue el primero en usar la palabra en 1759, como subtítulo a su cuento filosófico Cándido (en el que se burla en casi cada página de la idea de Leibniz). Ciertamente Voltaire fue el primer personaje famoso que usó aquella palabra en el siglo XVIII y quizá también el que la popularizó; no fue, sin embargo, su inventor. El término "optimismo" aparece por primera vez, en francés (“optimisme”), en una reseña de la Teodicea publicada en el magazín de los jesuitas franceses Journal de Trévoux (no. 37), en 1737. En ese mismo año, el filósofo y matemático suizo Jean-Pierre de Crousaz repitió la palabra en un examen crítico del Ensayo sobre el hombre de Alexander Pope. Aquellos primeros usos, como el posterior de Voltaire, fueron burlones. En 1752, el Dictionnaire universel de Trévoux aprueba el término; diez años después, la Academia francesa lo incluye por primera vez en su Dictionnaire. El término es usado por primera vez en inglés ("optimism") en 1743 por el británico William Warburton, en una respuesta al examen de Crousaz arriba mencionado. Por su parte, los primeros en usar el término en alemán ("Optimismus") fueron Gotthold Ephraim Lessing y Moses Mendelssohn, en su escrito Pope: ¡un metafísico! de 1755.
Por lo demás, la noción de optimismo se opone al concepto filosófico de pesimismo.
Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Optimismo"


¿A que no pensabais que el uso del término optimismo fuera tan reciente? Pues si, ¡viva la wiki!. Como veis está relacionado con una pretendida burla de Voltaire a la filosofía de Leibniz, filosofía de la que ya os hablé más de una vez, y de la que hoy quiero volver a hablar porque ese "optimismo ilustrado" corre por mis venas, por suerte, ¡aleluya!, viene siendo un estar satisfecho, un sentirse pleno porque lo que tú eres no está completo todavía, ¿os acordais? : "Que cada substancia singular expresa todo el universo a su manera, y que en su noción están comprendidos todos sus acontecimientos con todas sus circunstancias y toda la serie de las cosas exteriores" del Discurso de la Metafísica, de Gottfried Wilhem Leibniz. Todos sus acontecimientos significa todos y cada uno de los atributos que actualizaremos hasta el último día, hasta la hora última. Es un optimismo redentor, que ilumina los hechos pasados con la esperanza de los futuros, haciéndo de ellos sólo un comenzar, un prepararse para los que vendrán, y que vendrán. Esos de los que un día diremos: "siento que siempre me he estado preparando para esto".



También he traído aquí la filosofía de Gómez Pin y algunos artículos suyos relacionados con la redención por el lenguaje en la madurez de la vida. Permitidme que recuerde hoy éste reciente. Al fin es lo que yo quiero deciros y no lo digo tan bien como él. No me entristece envejecer y los años que van a venir no me alejarán de lo que voy a encontrar. Esdedesear.

Artículo de Demetrio Pin en El Boomerang

El retorno de Proust a Venecia.
"Venecia es en exceso, para mí, un cementerio de felicidad para que tenga todavía la fuerza de volver. Lo deseo muchísimo, pero cuando pienso en ella con la claridad de un proyecto, se suscita en mí un cúmulo de angustias que se opone a su realización"
Marcel Proust escribe estas líneas en una carta escrita en mayo de 1906. El escritor únicamente estuvo en Venecia en dos ocasiones, ambas en 1900, la segunda solo y la primera acompañado de su madre. Y sin embargo Venecia juega en La Recherche un papel determinante, análogo al que juegan las localidades ficticias de Combray y Balbec o la ciudad de Paris.
Muchos son a lo largo del libro los párrafos en los que esta auténtica fijación con Venecia se ponen de relieve, ante lo cual se impone una pregunta: ¿por qué desiste ante cada idea del retorno, y finalmente acaba renunciando? Responder a esta pregunta pasa por intentar dar cuenta de la intuición central que anima a realizar ese enorme esfuerzo que conduce a La Recherche, y que tiene un indudable interés filosófico. La fidelidad a esta intuición supone renunciar a encontrar algún tipo de plenitud en el reencuentro efectivo, empírico, con aquello que en nuestra conciencia esta asociado a una plenitud pasada, ya se trate de ciudades, paisajes o personas
:
"Había experimentado en demasía la imposibilidad de alcanzar en la realidad lo que reposaba en el fondo de mí; que no era en la plaza de San Marco, como no lo fue Balbec en mi segundo viaje (...) donde yo reencontraría el Tiempo perdido".
Cambiando de método, renunciando al reencuentro empírico, sumergiéndose en sí mismo, cabe - ¡ni más ni menos¡- que reencontrar el tiempo perdido. Esto es lo que Narrador de la Recherche, y con él el propio Marcel Proust, se propone, y ello como ya he tenido ocasión de decir, sin traicionar exigencia racional alguna, sin repudiar el segundo principio de la termodinámica.
La pregunta (ingenua y que ha de formular todo aquel que se adentra en la lectura de este libro) es obvia: ¿Cómo se recupera el Tiempo perdido, y quizás con él esa Venecia misma a la que se ha renunciado a viajar para no limitarse a un reencuentro con las imágenes escuálidas y sin sabia que sus adoradores retienen de ella?
El lector de la Recherche (y sobre todo de esa prodigiosa reflexión sobre la esencia de la literatura que es -entre otras muchas cosas- El Tiempo reencontrado) sabe que el primer paso es intentar re-instalarse en lo que el Narrador denomina "metáfora" (y que ya he señalado aquí que abarca más que lo que este término designa en lingüística). Se trata de retornar a una relación con el lenguaje en la que prime la alianza de las palabras, lo cual supone que las palabras alcancen libertad, que sus prodigiosos recursos no queden reducidos a la función trivial de fijar nomenclaturas. Pues tras las nomenclaturas con las que habitualmente el lenguaje encorseta la vida (empobreciéndose con ello de hecho a sí mismo), la "alianza" de palabras alimenta la imaginación, haciéndola reencontrar la acuidad que le era propia en su despliegue de los años infantiles.
El ser que retorna al universo en el que cuenta más el puente entre las sensaciones y las ideas que las sensaciones mismas, el ser que explorando las potencialidades del lenguaje forjadoras de tal puente confunde su esencia en ellas, el ser que "tiene el oído suficientemente fino y preciso para percibir entre dos sensaciones, entre dos ideas, una armonía sutil que no todos perciben" , surge quizás tarde, cuando las fuerzas flaquean, cuando el don de hacer revivir el mundo impreso por palabras, esta ya debilitado. Sin embargo, escribe Marcel Proust, "es a menudo en otoño, cuando no hay ya flores ni hojas, que se perciben en los paisajes las armonías más profundas". En la vejez y en la enfermedad, "sobre ruinas", resucita el niño que se embriagaba con las palabras y amaba el mundo a través de las mismas. Esta resurrección toma forma de actualización de un acontecimiento que la memoria cotidiana mantiene en una suerte de asepsia, así el sonar arcaico de una campanilla para cuya escucha se hace necesario "
cesar de oír el sonido de las conversaciones que las máscaras mantenían en mi entorno (...) re-descendiendo en mi mismo". Y cuando este sacrificio de la identidad convencional, forjada precisamente en el comercio con los seres a los que ahora el Narrador se esfuerza en no oír, se consuma, la ruina misma del tiempo toma una significación diferente y sobre todo tiene mucho menos peso. He citado ya aquí el siguiente texto:
"No me entristecía envejecer porque ponía la finalidad de mi vida no detrás de mí sino ante mí, no considerándome como una flor que se marchita sino como un fruto que se forma, y que los años que iban a venir no me alejarían de algo que intentaría encontrar."
[Publicado el 27/11/2009 a las 09:00

Foto: Filiel en otoño.

jueves, 3 de diciembre de 2009

El cuerpo hipotético

"Yo estaba descansando
de grandes soledades

en una tarde dulce
que parecía casi
tan tierna como un pecho.
Sobre mi, ¡qué cariño
vertían, entendiéndolo
todo, las mansas sombras,
los rebrillos del agua,
los trinos, en lo alto!
¡Y de pronto la tarde
se acordó de sí misma
y me quitó su amparo!
¡Qué extática, mirándose!
en su propia belleza,
se desprendió de aquel
pobre contacto humano
que era yo, y me dejó
también ella, olvidado!
El cielo se marchó
gozoso, a grandes saltos,
azules, grises, rosas-,
a alguna misteriosa
cita con otro cielo
en la que le esperaba
algo más que la pena
de estos ojos de hombre
que le estaban mirando.
La lámina del lago
negándome mi estampa
me dejó abandonado
a este cuerpo hipotético,
sin la gran fe de vida
que da el agua serena
al que no está seguro
de si vive y la mira.
Todo se fue. Los píos
más claros de los pájaros
ya no los comprendía.
Implacable, la tarde
me estaba devolviendo
lo que fingió quitarme
antes: mi soledad.
Y entre reflejos, vientos,
cánticos y arreboles,
se marchó hacia sus fiestas,
transcelestes, divinas,
salvada ya de aquella
tentanción de un instante
de compartir la pena
que un mortal le llevaba.
Aún volvió la cabeza;
Y me dijo, al marcharme,
que yo era sólo un hombre
que buscara a los míos.
Y empecé cuesta arriba,
despacio, mi retorno
al triste techo oscuro
de mí mismo; a mi alma
El aire parecía
un inmenso abandono. "
"La falsa compañera" de Pedro Salinas.
No tengo especial predilección por la poesía, como a todo el mundo algunos poemas me dicen más que otros. Éste de Salinas lo tengo entre mis preferidos desde que lo leí. Quizás puse interés en comprenderlo porque a mí "la tarde" siempre me trajo de cabeza. Me cuesta remontarla, de las veinticuatro horas del día eliminaría las intermedias de cuatro a seis. Como en el chiste del tren: "...se asegura que los daños graves en accidentes de tren siempre ocurren en el vagón de cola... eliminemos el vagón de cola". Hoy todavía no acabo de entender, y sé que algún día lo haré, qué pasa con eso. Por ahora sólo tengo la intuición y Salinas pone la metáfora. Quizás no haga falta más explicaciones que las metafóricas, es el lenguaje que nos conviene a los humanos.
Hay consideraciones psicoanalíticas de este poema que le atribuyen los estados de dolor y desolación que supone el abandono de la madre para un niño "me quitó su amparo"(madre y naturaleza) para enfrentar el mundo "que yo era solo un hombre, que buscara a los míos" . Un círculo sin fin, soledad-júbilo-soledad, vicioso y sin embargo gozoso, preñado de venturosa esperanza de reencontrar lo perdido. Me parece una bellísima forma de describirlo. Esdedesear.