lunes, 31 de mayo de 2010

Reivindicar matando.

"Los ejemplos de afinidad con el pensamiento psicoanalítico a lo largo de la obra de Canetti son numerosos, y daré unos cuantos ejemplos:
— La desmitificación de un ser humano angelical que es reemplazado por un ser ambivalente y cruel, en realidad un asesino, que se debate entre el amor y el odio.
— Tanto Freud como Canetti conceden una gran importancia a los procesos mentales conscientes e inconscientes como determinantes de la conducta humana individual y de grupos, y, a diferencia de otros autores (Ortega, Le Bon), descartan los movimientos sociales o ideológicos como motores de la conducta humana. Para ambos, el motor de la humanidad es el individuo y su psiquismo.
— Ambos coinciden en la importancia del autoconocimiento como la meta principal del hombre y su solución. La salvación del hombre de la barbarie está en conocerse.
— La importancia de la experiencia emocional directa para adquirir el conocimiento. El verdadero conocimiento no es transferible, no se puede enseñar.

De "Canetti y el psicoanálisis". Por Raquel Kleinman.


Poco más puedo decir yo, sino es referirme a la imagen que arriba os muestro, una de las muchas que nuestro enorme intelectual gallego Castelao ha dejado para nuestra íntima reflexión. Paralelas a nuestras vidas cotidianas, ellas mismas preñadas de la incompresión por las propias decepciones y sufrimientos innecesarios, están éstas otras en las que se puede llegar a matar por amor. La mayor incomprensión nos viene dada porque la causa del dolor sean los "otros", esos mismos a los que tanto necesitamos, dependientes como somos de su reconocimiento y de su compañía. Y, desesperados por no poder encontrar causas explicables sencillamente lo achacamos a la "irracionalidad" del ser humano sin pararnos, las más de las veces, a pensar qué es esa irracionalidad a la que atribumos nuestros males y sobre todo, qué podemos hacer con ella, porque sí podemos hacer algo, es poca la libertad de movimientos que tenemos pero hay alguna y muy fructífera.

Pues sí, en un momento de la historia del pensamiento algunos genios pensaron sobre eso, todos sabemos que hay tres obras capitales para el mundo moderno: "El Capital" de Marx, "El Nacimiento de la Tragedia" de Nietzsche y "La Interpretación de los sueños" de Freud, las tres nos obligan a una interpretación de nosotros mismos y nos llevan a una autorreflexión y crítica. En concreto el psiconálisis freudiano vino a ampliar las posibilidades de la realidad humana en ese sentido porque, como dice Manuel Suances en su estudio "Freud y el psicoanálisis":

" acabó con el menosprecio del inconsciente psicológico que marchaba paralelo con el desprecio del trabajador, al hombre desposeído social y económicamente, con el desprecio a los pueblos primitivos, llamados bárbaros y con el desprecio de otras culturas lejanas en el espacio y la historia. Y porque desarrolló la autocrítica y la autorreflexión: autocrítica y autorreflexión imparable basada siempre en el análisis minucioso de los hechos y su posterior reflexión. También crítica de los tabues psicológicos y sociales que marcaban la cultura. Desconocíamos que toda dicotomía de cuerpo y alma, cerebro y pensamiento, arte y ciencia, cultura humanísitica y cultura científica responde a una sección quirúrgica que pasa inevitablemente por el sector más importante de la realidad destruyéndolo. Solo con una autorreflexión sobre las condiciones psicológicas y sobre los intereses emocionales o de clase, económicos o históricos que condicionan esta eliminación de lo más rico de la realidad al pretender ordenarla y clasificarla, somos capaces de recuperar lo perdido y de darnos cuenta de la grave amputación, que inconscientemente, llevamos a cabo en una parte esencial de la realidad." Yo también lo creo y esdedesear.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Asilvestrados

"Los lectores de Canetti conocen su proverbial aversión al psicoanálisis y a Freud, y se preguntarán, con razón, acerca de las razones de una psicoanalista para querer dedicar un libro a Canetti. Al leer su obra, que desde un primer momento me cautivó, me di cuenta de la contradicción tan notable que encerraba su actitud hacia el psicoanálisis. Por una parte, su enfoque de la naturaleza humana y de los fenómenos de la masa y el poder corrían en paralelo a las ideas del psicoanálisis, considerando el factor inconsciente e irracional como predominante en el comportamiento humano, pero al mismo tiempo Canetti no desperdiciaba oportunidad de atacar de un modo visceral y a veces irracional a Freud y su teoría. Consideré que había que contestar a estos ataques y aclarar de una vez la actitud ambivalente y confusa de Canetti hacia un hombre al que admiraba y hacia una disciplina con la que estaba de acuerdo en muchas cosas sin reconocerlo. Me pareció que Canetti tenía que saldar su deuda con el psicoanálisis, pero al mismo tiempo merecía ser considerado como un innovador en su enfoque de la masa y el poder. Para ello, me propuse estudiar sus propuestas alternativas y evaluarlas junto con las del psicoanálisis.
Escribir el libro "Elias Canetti: Luces y Sombras" supuso para mí una lección de tolerancia, ya que pude poner en práctica la teoría canettiana del aprendizaje y del conocimiento. Me refiero a su conocida aversión a las teorías cerradas y a las limitaciones de la especialización, y a su atracción por la amplitud de los campos del saber y por la mezcla multidisciplinar como el camino más seguro de acercarse a la verdad. Al enfrentar y colocar juntas las teorías de Canetti y el psicoanálisis sobre la naturaleza humana desde un respeto por las diferencias y apuntando a las afinidades, aprendí a integrar (1) los aspectos diferentes —que, tanto si se trata de teorías o de personas, solemos calificar de ‘malos’— junto con los afines o buenos, para así conseguir una mezcla multidisciplinar y muy enriquecida, característica del mundo de Canetti. Fueron precisamente las contradicciones de su madre las que le enseñaron a Canetti que la verdad requiere juntar lo diferente y lo conflictivo: «Yo percibía ambas cosas, su despiadada agudeza y su generosidad. En ese entonces yo no sabía qué era la vastedad, pero la sentía: poder abarcar tantas cosas y tan contradictorias, el que lo aparentemente incompatible pudiera ser válido al mismo tiempo, el poder sentirlo así, sin morir de miedo, y que se lo debiera nombrar y considerar, la verdadera gloria de la naturaleza humana —eso fue lo que realmente aprendí de ella»(2). Y con esto, pasemos al tema de este artículo: Canetti y su relación con el psicoanálisis."


(1)Término psicoanalítico acuñado por Melanie Klein y que representa la idea psicoanalítica actual de un funcionamiento psíquico saludable capaz de tolerar los aspectos conflictivos de la personalidad y de la realidad exterior, estando la proyección y la escisión de las partes ‘malas’ en el otro extremo patológico de la conducta.
De "Canetti y el psicoanálisis". Por Raquel Kleinman


¡No hay casualidades!, que se lo digan a Freud. Y ésta que os voy a contar pertenece al tema de las afinidades que, aprovechando la sabiduría de Ortega, os comentaba estos días pasados. Estaba yo intentando la lectura de una novela de Broch (uno de los tutores y modelos de Canetti) "Pasenow o el romanticismo", que pertenece a una trilogía "Los sonámbulos" que algunos quieren parangonar con "La montaña mágica" de Mann y desesperada por un aburrimiento mortal, sin querer dejarla por no hacerle un feo a mi admirado Canetti, ya que tanto valoraba a Broch no solo como escritor sino por sus muchas otras cualidades personales,(tal como describe en "Historia de una vida", que, como sabeis, fue mi apasionante lectura del verano pasado), cuando rastreando google para ver qué diantres me podía aclarar de esa, para mi, incomprensible relación, me encontré con este artículo de Raquel Kleinman, psicoanalista : http://revistas.um.es/daimon/article/viewFile/14831/14321 del que entresaqué estos fragmentos.

Ya había llamado mi atención,y lo hice objeto de comentarios, este mismo aspecto que a ella se le antojó digno de su tesis doctoral, y no me extraña. A pesar de su negación de Freud, y su odio a nombrar la palabra subconsciente, la autobiografía de Canetti transmite un poderoso mensaje de una concepción de la vida y de las vidas que se fundamenta en la necesidad y la práctica del autoconocimiento, del análisis, una fuerte concepción que no puede ser más que psicoanalítica, y que, escrita ya al final de su vida literaria da muestra de un "funcionamiento psíquico saludable" que ha "integrado" ya "los aspectos conflictivos de la personalidad" y "los de la realidad exterior" según la definición de Melanie Klein. Me temo que eso influyó, en el atractivo que, aparte de su tremenda amenidad, tuvo para mí. Me sumo a Ortega, llega un punto en que no puedes más de retórica y deseas ya que el autor que lees tenga un buen "balance vital" que ofrecer. Eso no lo percibí en el caso de Broch y finalmente abandoné la lectura de su novela.

"En su obra Canetti nos muestra un autoconocimiento (en los tres tomos de su autobiografía) que utiliza en su estudio de la naturaleza humana (Masa y Poder) para desenmascarar los aspectos ocultos e inconscientes de la conducta humana. Es un acto valiente por su parte porque no es difícil prever la actitud de profundo rechazo que esto despierta en el hombre enfrentado a su inconsciente oculto sin haberlo buscado expresamente. El psicoanálisis denomina esta práctica como "silvestre", es decir, sin el encuadre y los demás requisitos que la técnica recomienda para ello. Canetti intenta enseñarnos nuestro fuero interno a través de su arte, como lo hacía Goya en sus cuadros, pero sus palabras nos hieren tanto que muchos resuelven no leerle. Con razón consideraba las obras de arte que depertaban rechazo como portadoras de verdades, y luchaba activamente para que el hombre viera su fuero interno y aprendiera de ello. Sin darse cuenta, de nuevo estaba alineado con Freud, sólo que su manera provocativa de mostrarle al hombre sus aspectos ocultos y desagradables hizo que su obra fuera tan impopular como el psicoanálisis.

En la próxima entrada seguiré hablando un poco más de este impopular tema porque humildemente confieso que yo soy también un tanto asilvestrada y me empeño en hablar de cosas que despiertan rechazo aunque mi defensa viene dada de mi absoluta fe en que son "portadoras de verdades" y la fe sí que esdedesear.

viernes, 7 de mayo de 2010

¡Cúidate!

La corrupción de la democracia
Por José Vidal Beneyto


"La glorificación del individuo, la satisfacción consumista como eje central de la existencia humana y el incontrolable crecimiento de las demandas dirigidas a los gobernantes priman en la sociedad actual.
José Vidal-Beneyto es director del Colegio Miguel Servet de París y presidente de la Fundación Amela.


"La corrupción es hoy una pandemia que todo lo invade, que todo lo pervierte. La vida política, la realidad económica, las prácticas sociales, las acciones del gobierno, los modos y fines de la sociedad civil, la esfera del ocio, el mundo del trabajo, los múltiples procesos culturales en los que intervienen y la inmensa mayoría de los que afectan a los seres humanos en su conjunto son, cada vez más, objeto de estragamiento en sus fines, de adulteración en sus modos, de perversión total de su naturaleza y objetivos. Es esta cuestión, por la que, hace tiempo, me siento muy concernido, y a la que he dedicado, conjuntamente con el crimen, 34 artículos en este mismo periódico.
Pero ahora, más allá de esa atención a la gestión adulterada del ejercicio de la democracia, en que se ha centrado mi análisis, quiero abordar la problemática de su corrupción radical, es decir, de la corrupción de su naturaleza misma, que ha transformado su triunfo en una lamentable estafa. Que ha sido consecuencia de la intervención de las condiciones dominantes, estructurales e ideológicas de la sociedad actual, en su práctica operativa. Los pensadores de la izquierda radical han abordado esta cuestión con profundidad y eficacia. Jacques Rancière en El odio de la democracia; Alain Badiou en ¿Se puede pensar la política?; Zizek en El Parallax; Kristin Ross en Mayo del 68 y sus vidas ulteriores; Daniel Bensaid en Marx, modo de empleo; y Wendy Brown en El vestido nuevo de la política mundial, más allá de la descalificación del presente ejercicio de la democracia, han entrado en el análisis del porqué de su deriva. Es decir, de cómo el triunfo absoluto de la democracia, su dominación omnímoda ha equivalido a su perversión irrecuperable; de cómo hemos pasado, en palabras de Rancière, de la democracia parcial y triunfante a la democracia total pero vendida y criminal.
Rancière apela al legado de la Grecia antigua, que reservaba la denominación de demócratas a quienes postulaban la ruina de la ciudad, al confiar su gobierno a la muchedumbre, en lugar de confiarlo a quienes lo merecían por su nacimiento o sus competencias. Para Rancière este planteamiento clásico tiene como objetivo principal la conciliación de dos fines, que sus formuladores consideran, no sólo compatibles sino esencialmente complementarios: el gobierno de los mejores y el de aquellos que defienden el orden social impuesto por los propietarios.
Gracias a la conjunción de ambos protagonismos y a la feliz combinación de las leyes e instituciones que impone la democracia, la clase dominante -burguesa y propietaria- dispone de los instrumentos necesarios para ejercer su dominación y dar, además, cabida a todos los deseos sin cuenta de la sociedad de masa moderna.
Ahora bien, frente a este planteamiento, que coincide con lo que se califica como democracia formal, en el que la libertad y la igualdad se reducen a lo que se establece en el marco de la Ley y del Estado, y que ha conseguido multiplicar los fallos y las disfunciones, así como aumentar y radicalizar las crisis y fragilizar la gobernabilidad de la democracia, nos encontramos en una situación, que define la conocida afirmación, de que "la democracia es el peor de los gobiernos, exceptuando a todos los demás". Con lo que los demócratas más realistas, a la par que exigentes reivindican una nueva modalidad democrática. Frente a las reservas y reticencias democráticas de mis amigos, los representantes de la izquierda radical, yo que soy un incurable demócrata que no puede resignarse al arrumbamiento de la democracia, me he incorporado al pelotón de los que intentan relanzarla. Este intento busca realizarse en las formas mismas de la vida material y su más visible concreción serán los comportamientos cotidianos de los individuos, que apuntan al cumplimiento de sus necesidades y expectativas más urgentes e imperativas.
Sin embargo, sólo la conjunción de realismo y exigencia podrá permitirnos superar la impotencia democrática a que nos condenan las tres características dominantes de la sociedad actual. En primer lugar, la glorificación del individuo, con la afirmación sin limites del yo, del sí mismo que cancela la existencia de los otros y de lo otro, absolutiza el individualismo e instituye esta avasalladora auto-celebración, este narcisismo plenario en el ideal de la existencia humana, destruyendo todos los vínculos sociales e incluso la mera referencia al otro. Zygmunt Bauman ha desarrollado el concepto de liquidez social para describir esta fragilización de todos los lazos sociales y de las formas más eminentes de las relaciones interpersonales. Entre ellas, y de manera principal, la sustitución del amor por la consideración del cálculo costo/beneficio, de acuerdo con el cual, los miembros de cada pareja deciden clausurar o continuar su ejercicio amoroso. Lo mismo habría que decir de la implosión de la familia, responsable del extraordinario aumento de la soltería; del dramático destino de los viejos, convertidos en verdaderos desechos de la sociedad; para no hablar de la mercantilización de los nuevos ámbitos convivenciales, como las redes de sociabilidad, los espacios de encuentro o los mercadillos de bebés y de óvulos.
Frente a esta degeneración, George Orwell, ya en su tiempo, y en el nuestro Christopher Lasch nos proponen recurrir a la common decency, a la decencia ordinaria, que debe ayudarnos a agruparnos según afinidades e intereses altruistas; o incluso a recuperar la dimensión de lo colectivo y de la solidaridad espontánea, que Toni Negri y Michael Hardt defienden en sus obras Empire y Multitude. El mismo Lasch por haberse convertido en monadas herméticas, entregadas al ombliguismo de su sola celebración, después de haber reprobado todo tipo de responsabilidad más allá del de su preciado yo y sus predilecciones. Como canta Carla Bruni "tú eres mi única droga". Desde ahí, Narciso consagra la riqueza como el objetivo permanente de la existencia y con ella y a su través, convierte la satisfacción consumista, que Baudrillard descalifica, en La sociedad del consumo, pero que el capitalismo eleva a la condición de eje central de la existencia humana, en causa mayor de la realización principal de toda sociedad, quizá democráticamente injusta, pero económicamente satisfactoria e ilimitada, de acuerdo con la lógica del capital.
Conviene añadir que esa lógica que es la del mercado, está anclada en la escasez y en el egoísmo a las que hay que oponer el don y la gratuidad, también ilimitadas, pero susceptibles además de hacer posible y de consagrar la diversidad. Aunque sin olvidar, que la mitificación de lo diverso, proscribe lo igual y que la prédica del pluralismo, esconde casi siempre, como sostiene Walter Benn Michaels (en The Trouble with diversity cuando escribe "múltiple sí, pero a mi modo"), una incoercible voluntad de dominación. A lo que cabría añadir, que una de las causas principales de la crisis de la democracia es el incontrolable crecimiento de las demandas que se dirigen a los gobernantes, derivadas de la pluralidad/multiplicidad de opciones, ideológicas y políticas, que tienen su origen en la sociedad y buscan en ella su imposible satisfacción. La cuidadosa ocultación de esta imposibilidad y su embellecido travestimiento por la retórica política y por las incumplibles promesas de los políticos es hoy la más frecuente y penosa de las formas de corrupción de la democracia."
El País, 12/12/09
Fonte URL:
http://firgoa.usc.es/drupal/node/44903


Este era su último artículo, el 17 de marzo de este año falleció José Vidal Beneyto, librepensador, (los demás títulos que revisten su trayectoria los podeis ver, si no los conoceis ya sobradamente, en cualquier página de información). Era de esos "padres" ideológicos que me gustaba tener y frecuentar y como diría bellamente Benedetti "saber que usted existe". Estoy segura que muchos de vosotros, al igual que yo, os retorceis cotidianamente de tensión ante la "disonancia cognitiva", como dirían los psicólogos, que supone el que ese régimen tan valorado por todos nosotros: la democracia, que debería constituirse en la base del bienestar para nuestra convivencia colectiva pero también individual, haya devenido, sin embargo, en causa o razón de malestar, al menos en lo íntimo, (todavía no se perciben manifestaciones significativas que permitan convenir que el malestar es general, o bien se deriva hacia los ansiolíticos para reducir los efectos de la tal disonancia, en fuerte complicidad por parte del modelo psiquiatríaco del sistema capitalista )y también se diría que esto que digo es confundir el culo con las témporas, y estamos de acuerdo, la democracia no es la causa del malestar, no puede serlo en concepto, pero sí lo es aquello en lo que hemos convertido o consentido en que se convierta, transformado el uso en abuso, simple y llanamente.

Vivir en democracia es vivir en el sistema de convivencia y de ideas que mayor esfuerzo, responsabilidad y madurez requiere por parte de los ciudadanos que así lo deciden, el que exige mayor atención personal, y sin embargo parece que se pìensa justo lo contrario, "aquí me las den todas", que se encarguen "los políticos que para eso les pagamos". Pues sí, ya se encarga otro, de lo que tu luego te quejarás, eso sí, muy democráticamente. Recuerdo siempre, para esta y muchas otras situaciones parecidas, un final de capítulo de aquella serie americana estupenda que se llamaba "Seinfeld":-¿por qué le decimos, al despedir a una chica con la que tuvimos una cita y no la queremos volver a ver, ¡Chao, cuídate...! Si lo que queremos decirle es ¡...que te cuide otro, (y que te zurzan)que yo... no pienso!. Pues si, ¡Cúidate! que ...ellos no no lo van a hacer por ti. Esdedesear.

!Cúidate!
http://www.youtube.com/watch?v=YMJOl2pYo4s



lunes, 3 de mayo de 2010

Agricultura primaveral

"Hablaba yo antes de un cierto fondo insobornable que hay en nosotros. Generalmente, ese nucleo último e individualísimo de la personalidad está soterrado bajo el cúmulo de juicios y de maneras sentimentales que de fuera cayeron sobre nosotros. Sólo algunos hombres dotados de una peculiar energía consiguen vislumbrar en ciertos instantes las actitudes de eso que Bergson llamaría el yo profundo. De cuando en cuando llega a la superficie de la conciencia su voz recóndita. Pues, bien, Baroja es el caso extrañísimo, en la esfera de mi experiencia único, de un hombre constituído casi exclusivamente por ese fondo insobornable y exento por completo del yo convencional que suele envolverlo"

De "El Espectador. El fondo insobornable". Por José Ortega y Gasset

" Hay por lo menos, una realidad que todos captamos desde dentro, por intuición y no por simple análisis. Es nuestra propia persona en su fluencia por el tiempo. Es nuestro ser que dura. Podemos no simpatizar intelectualmente, o mejor, espiritualmente, con alguna cosa. Pero simpatizamos seguramente con nosotros mismos.
Cuando llevo sobre mi persona, supuesta inactiva, la mirada interior de mi conciencia, advierto desde luego, a manera de una corteza solidificada en la superficie, todas las percepciones que le llegan del mundo material. Estas percepciones son claras, distintas, yuxtapuestas, o capaz de serlo, las unas a las otras; tratan de agruparse en objetos. Advierto enseguida recuerdos, más o menos adheridos a estas percepciones, que sirven para interpretarlas. Tales recuerdos están como arrancados del fondo de mi persona, sacados a la periferia por las percepciones que los representan y puestos sobre mí sin ser absolutamente yo mismo. Y en fin, siento que se manifiestan tendencias, hábitos motrices, una turba de acciones virtuales, ligadas más o menos sólidamente a esas percepciones y a esos recuerdos. Todos estos elementos de formas bien definidas, me parecen tanto más distintos de mí cuanto son más distintos los unos de los otros. Orientados de dentro hacia fuera, constituyen, reunidos, la superficie de una esfera que tiende a dilatarse y perderse en el mundo exterior. Pero si me dirijo de la periferia al centro, si busco en el fondo de mí lo que es más uniformemente, más constantemente, más duraderamente yo mismo, encuentro otra cosa distinta."

De "Introducción a la metafísica". Duración y conciencia. Por Henry Bergson.

Como suele ocurrirme siempre (y no digamos ahora con la facilidad que nos proporciona la herramienta internet) cuando me encontraba inmersa en la lectura de El Espectador, no pude evitar irme por los cerros de úbeda, siendo en este caso los felices cerros de úbeda del "yo profundo" de Bergson al que Ortega hacía alusión en el última fragmento que os comenté. Ya había despertado mi curiosidad y quería haberlo estudiado más a fondo, la noción de conciencia que Bergson tiene como "duración real", como movimiento, como corriente, y también intuí que necesitaría atención detenida, de esas que requieren un esfuerzo añadido, porque sabes que te estás metiendo en berenjenales de los que te va a costar trabajo salir, aunque como ocurre, según dicen, con las plantaciones de berenjenas, los surcos del cultivo (en este caso del espíritu) te atrapan y te complican la andadura, pero luego la cosecha merece la pena ¿no?. Y cuando entre los dichosos surcos danzaba como podía, otro bicho me picó, aparte del de la curiosidad, el de una faringitis que me dejó no solo sin voz sino también con pocas fuerzas y hete aquí que la física venció a la metafísica, así que, ya recuperada, vuelvo a la carga segura de que desentrañar y comentaros, si es que lo consigo con alguna posibilidad de comprensión, el tan farragoso concepto,porque a pesar de su intríngulis será, como en la agricultura de las berenjenas, un sabroso placer de la cultura del alma. Esdedesear.