martes, 25 de enero de 2011

Libertad... cuarto y mitad.

¿Somos libres? Hay una disputa que continuará hasta que la humanidad
se levante de los muertos entre los partidarios de la necesidad
y los partisanos de la voluntad libre.
Yalal ad-Din Rumi (1207-1273)



Supongo que os habreis dado cuenta de que yo soy, en la disputa, de los primeros, más partidaria de la necesidad que de la voluntad libre. Pero lo que por encima de todo soy es partidaria de hablarlo, de analizarlo, de machacar el tema hasta que se disuelva en la mayor simpleza, y ahi, en ese lodo primordial, donde todo se sabe por intuición y no por conocimiento adquirido, ahí es donde verdaderamente somos libres, y un poquito antes, en la Tierra Media, (Extraído de la Wikipedia:
La libertad en la Tierra Media:
La característica principal de los Hombres dada por Ilúvatar es el don de la libertad, acotada por Tolkien en dos aspectos:
Que sólo están un tiempo breve en el mundo y por tanto no están sujetos a él, como los Elfos, que viven tanto como vive el mundo; en otra palabras, la Muerte, que aunque tiene una denotación negativa para los hombres (por la acción de Morgoth), en realidad es la más grande expresión de la Libertad humana.
Que tienen el poder de modelar y cambiar su propio destino, esto significa que pueden cambiar su propia historia cantada y preconcebida en
La Gran Música de los Ainur durante la creación de Arda.) un cierto espejismo de libertad muy razonable, y confortable a la vez, también es posible. Veremos por qué.



Pero... siempre hay un pero que nos permite seguir... Pero,¿ entonces de donde nos viene esa convicción de que tenemos cierto poder para cambiar el rumbo de nuestras vidas, de hacer cosas distintas de las que hacemos, de que somos los autores de nuestras decisiones? ¡que controlamos! al fin. ¿Y su correspondiente la decepción, la frustración, incluída la alienación, pues parece que fuera otro el que se empeña en organizar tanto desatino y no nos sentimos, en definitiva, dueños de nosotros mismos.? "Precisamente este último punto, la ignorancia de de las circunstancias de la acción, es lo que movió a Baruch de Spinoza a afirmar que los hombres se consideraban libres porque ignoraban las causas que determinaban sus acciones" Este párrafo pertenece a un artículo que voy a enlazaros porque el profesor Francisco Rubia, publica en el último número de la Revista de Occidente, un ejercicio que me viene al pelo, se llama "El controvertido tema de la libertad" y en él aclara magníficamente todo este embrollo de lo que "probablemente sea uno de los temas más discutidos a lo largo de la historia del pensamiento humano", asegura.


Adelanto este fragmento que encaja perfectamente con mi propia opinión del tema, y os remito al artículo http://www.ortegaygasset.edu/descargas/contenidos/01_Rubia.pdf que no tiene desperdicio.

"..presumo que se confunde la libertad con lo que en otras disciplinas se denominan grados de libertad, es decir la capacidad de cualquier organismo de tener diversas opciones de elección o acción. Estos grados de libertad están directamente relacionados con la complejidad del cerebro del organismo en cuestión (...) es posible que la gama enorme de opciones que nuestro cerebro posee cree la impresión de libertad (...) ese concepto de grados de libertad diferencia al determinismo del fatalismo. El fatalista no ve la posibilidad de cambiar el curso de los acontecimientos. El determinista sabe que este curso puede cambiarse gracias a ciertas circunstancias, por éstas pueden determinar su conducta.". Freud así lo creía, un cierto espacio mínimo de libertad en el que maniobrar sin sentirnos marionetas. Pero ese espacio, como la Tierra Media, hay que conquistarlo, esdedesear.

martes, 18 de enero de 2011

Libre si consciente y viceversa.

" El deseo es el apetito acompañado de la conciencia del mismo"
De Etica de Spinoza.


Este "pequeño detalle" se me había escapado a pesar de los múltiples repasos que le doy a la Ética de Spinoza. Es lo que tiene. Cuando alguien con esa cabeza habla sobre los elementos más simples de los que se compone el carácter, siempre descubres algo nuevo sobre lo que merece la pena seguir avanzando, al menos a mí, que soy tan aficionada a "remexer" (vocablo gallego que significa algo así como remexer) en las raíces de ese saco de la abundancia que llamamos espíritu.



¿Cual viene siendo el descubrimiento, el detalle escapado? : que el deseo no se diferencia del apetito (animal, institivo, inconsciente) más que en que tenemos (los hombres en exclusiva) conciencia de él. Y eso es lo que nos hace creernos libres, y por ende, serlo, porque somos lo que pensamos ¿no habíamos convenido? Conocer los deseos, reconocernos: He ahí la libertad. Eso que tantas veces repito, "lo importante es saberlo", da igual cual sea la grandeza o la vileza de nuestras confusiones, pasiones, fusiones y efusiones, emociones, disfunciones, alteraciones, disposiciones, concepciones, sensaciones, dilaciones, expansiones, ilusiones, opciones, sanciones, distracciones, maldiciones, prevaricaciones... contracciones (¿cervicales?), lo importante es saberlo. Lo siento, solo en eso consiste la libertad, pero no es moco de pavo conseguirla, sin embargo.



Así que voy a transcribir algunos fragmentos de la proposición en la que Spinoza trata el tema, porque creo que seguiré hablando de ello un tiempo.


Parte tercera. Del orígen y naturaleza de los afectos.

Proposición II.

"Ni el cuerpo puede determinar al alma a pensar, ni el alma puede determinar al cuerpo al movimiento ni al reposo, ni a otra cosa alguna (si la hay)

(...) Sigue una Demostración de las que acostumbra a hacer. Y en el final del Escolio... suelta este
bombazo:

De modo que la experiencia misma, no menos claramente que la razón, enseña que los hombres creen ser libres sólo a causa de que son conscientes de sus acciones e ignorantes de las causas que las determinan, y además porque las decisiones del alma no son otra cosa que los apetitos mismos, y varían según la diversa disposición del cuerpo, pues cada cual se comporta según su afecto, y quienes padecen conflicto entre afectos contrarios no saben lo que quieren, y quienes carecen de afecto son impulsados acá y allá por cosas sin importancia. Todo ello muestra claramente que tanto la decisión como el apetito del alma y la determinación del cuerpo son cosas simultáneas por naturaleza, o mejor dicho son una sola y misma cosa, a la que llamamos "decisión" cuando la consideramos bajo el atributo del pensamiento y "determinación" cuando la consideramos bajo el atributo de la extensión (la materia). Continuará...



Me recuerda a algo de lo que ya habíamos hablado, sobre la determinación, en un desarrollo de Peirce que me había dado mucho que pensar: "Qué hace sólido un razonamiento". Me apetece seguir dándole unas vueltiñas a ambos. Decisiones, determinaciones, resoluciones. Y a cual sea la razón de que me guste tanto la película "Cuatro bodas y un funeral" que he visto este fin de semana por tropecienta vez. En estas estoy y esdedesear.

miércoles, 12 de enero de 2011

El sillón Sykies.

"Sinkin, sentado en sus despacho, ocupaba un sillón Sykies bajo hileras de libros de Derecho. Todo hombre nace para convertirse en huérfano y para dejar huérfanos tras él, pero un sillón como ese, si puede pagárselo, supone un gran consuelo"

De "Herzog" por Saul Bellow.



Y huérfanos antes de que la muerte real suceda. Quizás ese sentimiento sea el más angustioso de los que acompañan al hombre que, en su narcisismo, nunca se siente satisfecho con la administración de los afectos, tanto de los que recibe como de los que da. Víctima de una mala gestión, se siente acreedor y deudor, culpabiliza y se culpa, incapaz de sincronizar la hora de su reloj con el de los otros compañeros de viaje. Cuando comprende sus errores es demasiado tarde, cuando los está cometiendo se situa ante abismos que lo enajenan. Cuando acierta, escasa es la dicha, imaginada era mayor en su desdicha. Huérfanos ya antes de nacer.



"Sinkin respetaba a Herzog. Sentía debilidad por la gente confusa de nobles pensamientos."



Por eso, querida gente confusa de nobles pensamientos, que así es como os imagino puesto que perdeis el tiempo leyendo mis propias confusiones, para este año nuevo os deseo, si podeis pagarlo, que la vida os depare un sillón Sykies, si no lo habeis adquirido ya. Ese donde nuestra orfandad se mitiga, desaparece, sentadas nuestras posaderas sobre la dignidad de nuestros deseos y si es posible, también de algunas acciones. El Arte esdedesear.
...
Más por gracia de Dios, en mi conciencia
el Bien supo elegir la mejor parte;
y si hubo ligera hiel en mi existencia
melificó toda actitud el Arte

Mi intelecto libré de pensar bajo,
bajo el agua castalia el alma mía,
peregrinó mi corazón y trajo
de la sagrada selva la armonía.

¡Oh, la selva sagrada! ¡Oh, la profunda
emanación del corazón divino
de la sagrada selva! ¡Oh, la fecunda
fuente cuya virtud vence al destino!...

El alma que entra allí debe ir desnuda,
temblando de deseo y fiebre santa
sobre cardo heridor y espina aguda:
así sueña, así vibra y así canta.

Vida, luz y verdad, tal triple llama
produce la interior llama infinita;
el Arte puro, como Cristo, exclama:
"Ego sum lux et veritas et vita"

Fragmento de "Yo soy aquel que ayer no más decía" de Rubén Darío. Lo que resta y lo que antecede, maravilloso, queda para que lo disfrutemos serenamente sentados en nuestro nuevo sillón Sykies.