viernes, 29 de junio de 2012

La lira de Orfeo

" Malos tiempos para la lírica."

..."En mi canción una rima
casi me resultaría una insolencia..." Bertolt Brecht

Por más que lo intento me siento incapaz de encontrar palabras amables para despedirme de vosotros, ahora que me voy de vacaciones, pues mi corazón, de donde ellas suelen brotar, está seco de amargura e impotencia por la desoladora contemplación de los acontecimientos que nos está tocando vivir. ¡Qué ingenuamente felices y apasionados vivíamos cuando todavía no se nos había caído la venda!

Me voy al pueblo. Que la lira de Orfeo nos rescate del mundo de los muertos y  el Pueblo no tarde en resurgir de sus cenizas, esdedesear.

viernes, 22 de junio de 2012

Entre la depresión y la razón: el crítico social.

" A medida que decrece el estigma social de la depresión, crece el estigma estético. No es sólo porque la depresión se ha puesto de moda hasta el punto de que se ha vuelto banal. Es la sensación de que vivimos en una cultura binaria reductora: o estás sano o estás enfermo, o eres operativo o no lo eres. Y esa limitación del abanico de posibilidades es precisamente lo que te deprime, tiendes a resistirte a participar en dicha limitación diciendo que estás deprimido. Decides que es el mundo el que está enfermo y que la resistencia a actuar en ese mundo es sana. Abrazas lo que los clínicos denominan realismo depresivo. Es lo que canta el coro de Edipo rey: "Ay ,¡ generaciones de hombres, para mi vuestra vida es una mera sombra! ¿Donde, donde está el mortal que logra más felicidad que la aparente y, después de la apariencia, el declive?" A fin de cuentas, sólo somos protoplasma, y algún día estarás muerto. La invitación ya sea por medio de medicinas, terapia o esfuerzo de la voluntad parece una invitación a dar la espalda a todas tus oscuras percepciones de la corrupción, el infantilismo y el autoengaño del McWorld feliz. Y estas agudas visiones son el único legado del novelista social que ansía representar el mundo no sólo en sus detalles sino también en su esencia, arrojar luz sobre el ojo moralmente ciego del torbellino virtual, y que cree que los seres humanos merecen algo mejor que el futuro de caprichos electronicos, a un precio atractivo que ahora mismo están preparándole. En vez de decir estoy deprimido quieres decir ¡Tengo razón!

Pero todas las pruebas disponibles sugieren que te has convertido en una persona con la que es imposible vivir y nada divertido hablar."

Extraigo estos fragmentos de la interesante colección de artículos que bajo el título "Cómo estar solo" (en la sociedad cultural) publicó Jonathan Franzen en el año 2002. Yo conocí a este autor a través de su famosa novela publicada el año pasado en España "Libertad", que leí con mucho placer.  Me alegra saber que después de rumiar  sus dudas (yo, en mi humildad hago el mismo análisis) acerca de si verdaderamente sirve para algo el escritor social, si  sigue teniendo interés hoy en día la literatura como crítica de la sociedad,  ¿por qué me tomo la molestia de escribir estos libros? .. no creo que todo lo que está mal en el mundo tenga remedio y aunque lo tuviera ¿quien me manda a mi, que me siento enfermo, ofrecer uno?- se pregunta-  finalmente se decidiera a escribir esa fantástica obra  "Libertad"  sin abandonar esa linea crítica que tanto le perturbaba.

Esas dudas son generalizadas entre los escritores con respecto de los improbables  intereses de sus audiencias, quizás sus expectativas son amplias, muy abarcantes, pero yo personalmente agradezco que lo sigan intentando. Asi podemos disfrutar tanto de gente como Philip Roth, al que él alude a menudo, como de él mismo Franzen. Esdedesear

jueves, 7 de junio de 2012

El amor en los tiempos de la prima de riesgo.

"...En el verano de 1985, dos veinteañeros se encontraban debajo de un saliente rocoso. Uno de ellos, de nombre Jürgen, era de Düsseldorf, el otro era un servidor. Nos habíamos conocido en la playa pocos días antes y hablábamos sobre un libro que yo había cogido de la biblioteca de mi padre para las vacaciones, un libro de bolsillo ajado y desteñido por el sol, cuya portada mostraba un templo griego y dos hombres ataviados con trajes griegos: "Los diálogos socráticos de Platón"...


El ambiente de las discusiones en las que intercambiábamos nuestros pensamientos apasionados dejó en mí una huella tan profunda como la del sol en mi piel...El interés y la pasión por la filosofía siguen vivos en mí desde los días de Agia Ana... Resolví estudiar filosofía... Sin embargo el inicio de la carrera en Colonia me deparó una decepción. Hasta entonces me había imaginado a los filósofos como personas fascinantes, cuya vida debía de ser tan excitante como su pensamiento, personajes imponentes como Theodor Adorno, Ernst Bloch o Jean-Paul Sartre. Peros esa coherencia ideal entre los pensamientos audaces y la vida intrépida se esfumó nada más ver a mis profesores: aburridos señores mayores que vestían trajes marrones o azules que semejaban la vestimenta de un conductor de autobús. ...Asimismo me pareció que los filósofos de Colonia no aplicaban a sus vidas la libertad de espíritu que ejercían en su profesión. Con todo, uno de ellos me enseñó a pensar; esto es, a preguntame el "porqué" de las cosas y a no conformarme con respuestas expeditivas. Me inculcó la exigencia de que mis razonamientos debían carecer de fisuras y lagunas, y que cada paso que diera en mis argumentaciones debía reposar fielmente sobre mi argumento anterior. ...Lo bueno de la filosofía es que no es una materia que uno termine alguna vez de estudiar; en rigor ni siquiera cabe calificarla de materia. Eso parecía hablar a favor de seguir en la universidad para ampliar estudios, pero la vida que llevaban mis profesores se me antojaba, como digo, de un insulso espantoso. También me descorazonaba la falta de repercusión de la filosofía universitaria. Los únicos que leían los artículos y los libros publicados por los profesores eran sus colegas, y en la mayoría de los casos lo  hacían úicamente para poder discrepar de las ideas expuestas. Finalmente los simposios y congresos a los que asistí como doctorando me hicieron abandonar toda ilusión respecto al afán de entedimiento de sus participantes. 


No obstante, las preguntas y los libros me han acompañado a lo largo de toda mi vida..."

Esto dice Richard David Priest en su libro ¿Quién soy y ...cuantos.Un viaje filosófico" y esto mismo digo yo y...aprovecho esta introducción del jóven filósofo alemán para traer a colación ese asunto del amor-odio-indiferencia que suscita en general al común de lo mortales,  la "filosofía" y que a lo largo de mi vida he podido comprobar por lo lógicos comentarios que muchas personas me hicieron sobre mi propio amor- pasión-afición
 En primer lugar, algunos dicen que siempre les despertó curiosidad y una cierta admiración, recuerdan por un momento con agrado alguna clase, o algún libro interesante que tuvieron en sus manos y lo olvidan al instante. Esos son los que directamente han frustrado una posible y exitosa inmersión en ella empujados por el estilo de los tiempos : "no hay que meterse en profundidades" ultimamente convertida en "no hay que rallarse", haciendo oídos sordos a su entusiasta murmullo interior.  Los del odio, en una manifestación expresiva de la negación freudiana, rechazan, con elocuentes justificaciones, seguramente aquello que creen que les va a ser difícil de comprender y sobre todo que supondrá un esfuerzo "heroico" que no merecerá la pena, aunque lo deseen,  incluso  más que los anteriores.  La indiferencia generalizada para mi es lo peor, lleva años apartando al hombre social de su autenticidad individual, se la menosprecia en el ámbito educativo y familiar,  esos ámbitos en los que precisamente  se debería enseñar el " sano pensar"  desde pequeños. Al tiempo que le proporciona pseudo instrumentos de navegación para la "auto-ayuda", le obliga a navegar en un mar de superficialidades, a contra corriente, contra su propia corriente. Porque las preguntas de la filosofía, aunque parezcan generalizadoras, los tópicos típicos ¿quien soy?, de donde vengo y a donde voy?, generan, al recorrer el paisaje de las muchas respuestas que a lo largo de la historia tantos pretendientes enamorados han dado, un bagaje de objetividad que se convierte  en la mejor compañia de la cotidianidad, te permite comprender, que sin exagerar es  tan necesario para los seres humanos  como el comer.

Para qué sirve?. Preguntan los que siempre la han considerado como algo inutil. Yo puedo decir que  ha sido lo más útil en mi vida con diferencia, y por contaros una sola de los muchísimas razones,  creo que gracias a ella podría vivir feliz  como Diógenes con solo un barril ¡Ahí es nada, tal como está la prima de riesgo! Esdedesear