sábado, 24 de agosto de 2013

El sensorio del mundo

!Adorable sensibilidad! !Inagotable manantial de cuanto en nuestras alegrías es precioso o en nuestras penas valioso! Encadenas a tu mártir a su lecho de paja, y eres tú quien al CIELO lo eleva. !Fuente eterna de nuestros sentimientos! Aquí siento tu huella y es tu divinidad lo que se agita en mi interior. No es que, en algunos momentos lánguidos y tristes, "mi alma se contraiga y sobresalte ante la destrucción" !mera pompa de las palabras! sino que siento alegrías y cuitas generosas que están más allá de mi; !Todo procede de ti, gran, gran SENSORIO del mundo!

De "El viaje sentimental" Por Laurence Sterne (1713-1768)

Hay en la vida momentos lánguidos y tristes, la vida incluso puede ser lánguida y triste en el fondo y a ese estado básico, que la pérdida de la inocencia constituye en estructura, contraponemos lo que conforma fundamentalmente  nuestra esencia: el deseo. "Desear el instante siguiente" decía Ortega que era la condición existencial  a la que, inevitablemente, estaba abocado el hombre . No existe el feliz de una sola pieza. Sin duda se requiere un aprendizaje para ser feliz. Ser feliz no es tenerlo todo, ni siquiera pretenderlo. Ser feliz es saber lo que uno quiere, conocer sus deseos y aprender a desear, saber desear... dice el filósofo Manuel Cruz, en su estupendo ensayo "Amo, luego existo"

La vida puede ser lánguida en general pero el deseo nos la hace soportable siempre, hermosa a menudo y feliz, incluso, a veces. Sin embargo, en ocasiones, no nos queda más remedio que confrontar la vida con su propia destrucción "mi alma se contraiga y sobresalte ante la destrucción" (dice Sterne), si no total- contra la cual el deseo nada puede- al menos con algo que la amenaza en su forma actual, y entonces la imaginación, encerrada en los barrotes del lenguaje !mera pompa de las palabras! que juega con cartas falsas, trucadas en el mundo de las apariencias, nos inunda con sus sombríos temores.

La vida  languidece con la enfermedad, por ejemplo,  pero también en ella  el deseo sale al rescate, procurándonos  las "alegrías y cuitas generosas que están más allá de mi" porque ! todo procede de ti, gran SENSORIO del mundo! Es entonces cuando nos damos cuenta de la verdad que contiene el poema sufí:" La destrucción es construcción. La construcción es destrucción. No hay destrucción y construcción; ambas son solo uno y lo mismo". (Chuang-Tzu)

He estado un tiempo alejada del blog, languideciendo a discreción, consumiendo las distintas ofertas de nuestra sanidad, hasta ahora PUBLICA, y, con la perspectiva que da el tiempo (y Schopenhauer, como tantas veces dije), puedo decir que ni un sólo día he dejado de desear y cumplir, en la medida de lo posible, estupendos ratos de lectura, de cine, de música, de belleza y amor, grata compañía sobre la que el cuerpo no siempre logra imponerse. He aprendido algo muy reconfortante: aquello que hemos conservado como un tesoro a lo largo del tiempo se convierte en un ángel de la guarda y hace guardia realmente cuando lo necesitamos.

 !Adorable sensibilidad! Inagotable manantial sobre el que amamos conversar porque esdedesear