miércoles, 22 de julio de 2015

Con las piernas de la imaginacion. La filosofía

91, ¡Tómate tu tiempo! es lo que le tendría que decir un filósofo a otro al cruzarse en el camino. Nada mejor dicho que ésto que anotó Wittgenstein, porque el pensar consiste propiamente en hacer tiempo, en temporalizar. Dar tiempo al tiempo, pero sobre todo darle tiempo a tu tiempo, al que serías tu. Y es que vivimos en un tiempo que no piensa , no tiene tiempo, el tiempo del estrés: anticipar es lo contrario de pensar, porque consiste en calcular"

102 Deleuze sobre Nietzsche, en sus mejores momentos; denuncia de la idiocracia.
¡Parece mentira que todavía siga preguntándose para que sirve la filosofía.¡Después de Lucrecio! Sirve la filosofía para contener la lucha contra la estupidez. Para hacer todo lo posible para que la estupidez no llegue a sus últimas consecuencias. Pero la estupidez cada día que pasa se hace más fuerte, en todos los terrenos y desde todos los aspectos. ¡También la propia estupidez, la de uno mismo! Por eso la filosofía ha de ser en primer lugar autoconocimiento!

128 "Solo en el río de los pensamientos y de la vida tienen sentido las palabras (Wittgenstein), pero únicamente porque somos capaces de leer y escribir esas palabras podemos orientarnos un poco en la corriente torrencial del río, en lugar de ser arrastrados sin remisión por su violencias. "Solo leyendo y escribiendo seríamos libres" (Nietzsche) Esto conviene recordarlo hoy más que nunca, cuando abundan los que están convencidos de que para ser libres basta quedar unos con otros para beber cerveza y contar los últimos chismes."

Con estos tres fragmentos del libro de Mariano Rodríguez "El sujeto velado. A partir de Nietzsche y Wittgenstein", aunque podría servirme de muchos otros de entre una interminable colección de textos filosóficos -pero este es el que tengo entre manos- pretendo justificar, ejemplificar, atribuir, mi vocación hacia la filosofía. Son, en concreto éstos, la expresión de una  necesidad subjetiva y práctica, una especie de filosofía aplicada,  por ejemplo en estos tiempos de lucha por el tiempo no hay tiempo de dedicación que más tiempo genere que el tiempo dedicado a pensar (hago uso metafórico de la repetición de la palabra tiempo, a propósito). Es como la energía,  el tiempo del pensamiento no se destruye se transforma;  produce tiempo reproduciéndolo , no lo gasta, no envejece sino al contrario, rejuvenece, "empodera" (odiosa, por manida, muy utilizada hoy)). 

Pero podría reivindicar, como hice tantas veces en otras entradas, cualquier otro valor de mi amor por la filosofía, ese regalo que me ofreció la vida y la "conversión" en un determinado momento. Dice Deleuze que el filósofo es "amigo del concepto", esa es mi mayor y mejor sensación cuando cada día me siento ante un texto filosófico: el disfrute, prácticamente estético, de mi amistad con el concepto, con todo lo oculto que hay detrás de él como un maná, porque es la esencia misma de la comprensión, que da gustito.

Así que, como en las anteriores, haré un mención de las obras que he disfrutado en esta fase nueva de mi vida:

Al principio estaba P. Sloterdijk, os acordais? con "Has de cambiar tu vida". Lo que no cambiaré será mi retorno al autor con frecuencia.
"La herida de Spinoza. Felicidad y política en la vida posmoderna" de Vicente Serrano
"El arte de vivir" de Zigmunt Bauman
"El traspie. Una tarde con Schopenhauer" de Fernando Savater
"Poesía y verdad" de Goethe
"El libro de los Pasajes" de Walter Benjamin (me ocupará mucho tiempo y paciencia)
"Amo, luego existo" de Manuel Cruz.
"El mapa y el territorio" de M. Houellebecq, del que ya comenté el poco interés que me despertó.
"El discurso de la servidumbre humana" de La Boetie
"La fuerza de existir. Manifiesto hedonista" de M. Onfray, Estupenda lectura.
"Estética. La cuestión del arte" de Elena Oliveras.

Ésta última y la mencionada de Mariano Rodríguez, ambas muy recomendables,  me acompañan en este verano caluroso, incluso aqui; en las rocas a veces, en los parques otras, siempre con el mar enfrente cuando levanto la vista.
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jueves, 9 de julio de 2015

Con las piernas de la imaginación. Las series de TV

"La cuna se balancea sobre un abismo, y el sentido común nos dice que nuestra existencia no es más que una breve rendija de luz entre dos eternidades de tinieblas. Aunque ambas son gemelas idénticas, el hombre, por lo general, contempla el abismo prenatal con más calma que aquel otro hacia el que se dirige (...) La naturaleza espera del adulto que acepte los dos vacíos negros, a proa y a popa, con la misma indiferencia que acepta las extraordinarias visiones que median entre las dos. La imaginación, supremo deleite del inmortal y el inmaduro, debería ser limitada. A fin de disfrutar la vida, no deberíamos disfrutarla demasiado."

De "Habla, memoria" por Vladimir Nabokov

Supongo que está bien claro que cuando, en este tiempo nuevo, me encuentro hablando de los placeres de la imaginación, no lo hago en el sentido que Addison en la obra del mismo nombre lo hace, ("Los placeres de la imaginación". Joseph Addison), es decir en su aspecto estético, crítico o poético- aspectos que no me conciernen ni estoy preparada para abordar- sino que hablo de la imaginación como un recurso, una herramienta de disfrute para compensar, en lo que cabe, los malestares del cuerpo; más en sintonía con lo que Nabokov refiere en ese fragmento de ahí arriba, aunque, en total oposición a su consejo, inmortal e inmadura que soy,  yo prefiero disfrutar la vida aunque mañana llore su pérdida.

Viene a mi memoria que, por aquellos primeros tiempos del batacazo brutal, yo estaba "reviendo" por no sé qué vez, la serie "Frasier". Tengo por costumbre, como una vieja usurera, no ver más de un capítulo cada vez de una serie que me entusiasme, siempre con el fin de demorar  el placer para que me dure lo más posible. Y aquel día fatal del informe que me dejó ojiplática, cuando llegó el momento, como otro día cualquiera, también lo vi. Esos paréntesis de disfrute continuaron día a día, siempre que pude permitírmelo. Por suerte esta es una época en que las series de televisión están equiparándose o  superando incluso al cine. Grandes creadores,directores y guionistas como Terence Winter, Phil Abraham, David Chase, Timothy van Patten, Scorsese, Julian Fellowes, Vincent Gilligan y otros muchos, en sus respectivos canales, HBO, AMC, ITV, etc, nos entregan auténticas joyas para el entretenimiento, la pasión, la belleza y la inteligencia. Los Soprano, Mad men, Boardwalk Empire, Breaking Bad, Downton Abbey, títulos de series que fueron y volverán a ser muy pronto una excelente compañia, un caudal de emociones vibrantes que agradezco muchísimo desde "mi breve rendija de luz entre dos eternidades de tinieblas" esas que, por desgracia, se llevaron a James Gandolfini, repentinamente, sin que podamos ya desligarlo jamás del inolvidable Tony Soprano.

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