"Todo querer nace de una necesidad, por consiguiente, de una carencia y por lo tanto de un sufrimiento.La satisfacción pone fin a éste; pero para un deseo que es satisfecho hay por lo menos diez que no lo son; además, los apetitos duran largo tiempo; las exigencias son infinitas y su satisfacción es corta y escasa; a veces la satisfacción definitiva es solo aparente; el deseo colmado deja su puesto a otro nuevo, aquél es un error conocido y éste un error desconocido. Ningún objeto de la voluntad puede dar lugar a una satisfacción duradera, sino que se parece a la limosna que se arroja a un mendigo y que solo sirve para prolongar sus tormentos.
Por consiguiente, mientras nuestra conducta esté ocupada por la voluntad, mientras estamos bajo la presión del deseo con sus alternativas de esperanza y de temor; en suma, mientras somos el sujeto de la voluntad no es posible que disfrutemos dicha ni tranquilidad. Ya seamos perseguidores o perseguidos, ya temamos la desgracia o corramos tras los placeres, en el fondo todo es lo mismo, los cuidados que nos produce la voluntad exigente, cualquiera que sea su forma, agitan y desasosiegan constantemente nuestra conciencia y sin tranquilidad no hay dicha posible. De este modo el sujeto de la voluntad está atado a la rueda de Ixión, está condenado a llenar el tonel de las Danaides, al suplicio de Tántalo.
Semejante estado es el que yo describí anteriormente como indispensable para el conocimiento de la Idea, como pura contemplación; nuestra personalidad desaparece en la intuición, nos perdemos en el objeto, nos sustraemos al principio de razón, al conocimiento de las relaciones y a la vez las cosas se nos aparecen como Ideas y el individuo se convierte en puro objeto del conocer sin voluntad, apartándose de la corriente del tiempo y de la cadena de relaciones. Entonces, lo mismo da contemplar la puesta de sol desde un calabozo que desde un palacio."
A. Schopenhauer "El mundo como voluntad y representación"
Así lo creo, y esdedesear.