miércoles, 16 de diciembre de 2009

Episodios nacionales: En el autocar.

" mas inconstante que el Proteo de la fábula, se disfraza de mil maneras con una habilidad injuriosa, se acomoda a todo objeto que considera, cuando no puede llegar a su grandeza, lo baja, cuando no puede descender a su bajeza, lo eleva y así, engañándose a sí mismo, jamás tiene un conocimiento exacto de la verdad."

Padre Senault.
(Extraído de "Agustinismo y utilitarismo: La reversión ética del Amor sui". Por Serge Latouche.


Viajo en un autocar de linea nacional modelo supra. Los viajeros son en su mayoría jóvenes que dormitan durante la mayor parte del viaje, probablemente recuperando horas de sueño mejor empleadas. La radio en altavoz nos deleita con las melodías cuarentaprincipaleras, superándo el máximo volúmen de mis cascos en el hilo musical clásico que vomita valses sin parar. Una azafata minifalda en ristre y pañuelo atado estilo iberia, nos provee de aperitivos, prensa, bombones, en cómodos plazos que alterna con amenas, incluso eufóricas, conversaciones con el conductor a pierna cruzada, que en ocasiones nos historian sus vidas y en otras nos chismorrean a favor o en contra de compañeros, jefes y empresa en general, regándolo con miradas cómplices, furtivas o largas, según sea el trazado de la carretera, en linea con las últimas recomendaciones de la dirección general de tráfico, a propósito de las distracciones al volante. "Lo normá", no hay quien se oponga a esta demostración de camaradería y buen rollo, antes se paga con la vida.


En la fila que me precede, una mujer, de larga melena rubia, cuarentena de rompe y rasga, prorrumpe en sonoras carcajadas tronchantes con el visionado de la hilarante película protesta "Todos los hombres sois iguales", icono de las reivindicaciones no me acuerdo si machistas o feministas, perdón. Inicia una ronda de agotamiento de la batería de su móvil, a voz en cuello, sin cortarse un pelo, durante buena parte del trayecto:

-Victorrrrr!, que soy yo, Lauraaaa... que sí, que yo dije, le voy a llamar a victor.. je,je que dije..., ¿que tal?... no..., es que no veas quéeee fin de semana, es que se ha muerto el padre de Daniel, que si, que no te imaginas, es que pensaban que se había axfisiado y todo, que no veas que pasada... que el pobre de Daniel está hecho polvo, que si tenía que haber estado. más con él...... mmmm que sí, que tremendo... y que yo dije le voy a llamar a Victor, para ver que tal... Oye, y que te digo, que si tal que le llames a Daniel... que si no tienes su movil que te lo doy pero que le llames por la noche que ahora está trabajando... si, mira, su móvil es....Oye, a ver si nos vemos... Un besazo.


- Triniiiiiii! que soy yo, Lauraaaa, que dije, voy a llamar a Trini, guapa, que que tal? Pues yo no veas, guapa, que cómo voy a estaaaar , que no veas, que es que se ha muerto el padre de Daniel... que está hecho polvo y no veas qué fin de semana, es que pensaban que se había axfisiado y todo, que la guardia civil y todo, sabes... Lo peor lo de Marisa, es que no veas, con lo que nosotros hicimos por ella, con lo de su madre, que nos hemos pasado horas en el hospital, y ni una llamada, ni al funeral, ni nada, es que Diego estáaaaa, claro y ¿como no? es que hay que veeeer... y oye, no sé, pero si quieres llamarlo a Daniel, que te doy el movil...., pero que no lo llames hasta la noche, que es que está trabajando, si que hoy es el primer día, que a ver, qué quieres?. Oye, pues a ver si nos vemos ¿eh? Y yo a ti, chaoooo.


Isabel...cariñooo. Oye, que voy en el bus, y me dije voy a llamar a ver cómo está Isabel. Claro, lo que yo digo, ¿como vas a estar?, pues claro, es que ya dije, tiene que estar mal, pero ¡tranquila! tienes que estar tranquila, y no te aisles, no, tienes que salir, ya.... que no tienes ganas.... pues no puede ser tienes que salir, y no estar sola..... bueno pues que no puede ser que aunque quieras estar sola lo que tienes que hacer es salir.... que vaya tu hermano unos días contigo... no es que no puede ser que no quieras, tienes que animaaaarte. Y vente a pasar unos días con nosotros si te apetece. Tu hermano Daniel se ha ido a trabajar, él no quería, pero yo le dije: vete a trabajar, porque estarás mejor, es lo que tienes que hacer.... claro... pues, oye, que te vengas a pasar unos días.... y que te animes. Que ya te llamo, un besiiiiito.


- Chaaaaaaaro! Oye, que soy Lauraaaa, que sí, que dije que hace mucho que no sé nada de Charo y yo dije voy a llamarla a ver que tal.... Uyffff, pues yo no veas, qué fin de semana, que es que se ha muerto el padre de Daniel, si, fíjate cariño, no veas, es que fuéeeeee... lo que no está escritoooo, uff es que pensaban que se había axfisiado y eso, vino hasta la guardia civil, no veas. Y Daniel, hecho polvo, que pobre. Es que es mucho, que si tenía que haber estado más y tal... Y tu que tal, cariiiiiño? Tenemos que vernos ¿eh? Que sí, que es verdad, que hace mucho. Bueno, oye, y si quieres llama a Daniel, que al movil que te lo doy, o al fijo, tu verás, claro, ya se, pero llámalo por la noche que ahora está trabajando... Si, claro. Acabo de hablar con su hermana, no veas, ya sabes, pero hija que le vas a hacer, le dije que se viniera unos días con nosotros, ¡ya ves! pero hija, qué le vas a hacer, es que yo no soy como ella, no le tengo en cuenta.... claaaaro, es que yo no soy así, no me sale... que quieres, si yo fuera como ella... pues no veas... Oye, pues a ver cuándo nos vemos... Genial, pues si. Superbesaaaaazo.

No recuerdo el número exacto de llamadas a amigos para ponerles al tanto de los dramáticos acontecimientos y el consecuente ruego de que no olviden llamar a Daniel, que finalizaron con:

- Danieel, cariño, que cómo estás, ya..... bueno pues no importa, lo que tienes que hacer es preguntar si te pagan el desplazamiento, oye, que le dices, si al menos me pagaran el desplazamiento... claro, pero tu aguanta unos días, a ver, que no sabes, pero dile lo de los desplazamientos, vas y le dices, ¡oye es que no me da ni para el viaje!, claro.... oye, pues se lo dices y a ver, porque a lo mejor dejas ese y no te sale el otro. Claaaaro. Oye que he hablado con tu hermana... pues cómo va a estar.... que ya le he dicho que tiene que animarse y que se venga unos días con nosotros.... claro, yo ya la dije, ¡vente! y que se anime, claaaaro. Y oye, me han llamado un montón de gente, Victor, Trini, Charo,(largo etc) todos se enteraron y quieren llamarte, venga a pedirme el móvil y preguntarme que cómo estás. Si ya les dije que por la noche, que estabas trabajando. Un beeeeeeeso. Un beeeeeso.

(Es de suponer que Daniel, ante tal avalancha de condolencias habrá dormido tranquilo, por fin)

Nadie, salvo, me atrevo a pensar, pues no se me ocurre otra situación más reveladora, que aquel que acude a un psicoanalisis y se enfrenta sesión tras sesión a la cansina repetición monotemática de sus propias demandas, una y otra vez defraudadas por la impávida máscara del psicoanalista, sabe lo tremendamente aburrido que es nuestro "lenguaje interior", prácticamente dedicado en su mayor parte a argüir algun ejercicio de poder. La conquista de esa verdad es la única por la que merece la pena hacer un esfuerzo heroico. Ocultos detrás de la vanidad de la metáfora que creemos ser, pensamos que "cuela", que somos lo que aparentamos y engañando nos engañamos, construyendo finalmente una mentira que, como toda mentira, tiene un "tufo mortal", en palabras conradianas. Por eso es tan importante cultivar la metáfora que queremos ser, embellecerla hasta en los más sencillos hechos de nuestra vida cotidiana. Somos lo que pensamos, lo que decimos, digo una vez más, seamos un bello cuento de amor victoriano o un épico relato de aventuras, o una tragedia griega o sheakesperiana al más puro estilo, o pretenciosos blogueros como es mi caso, pero veraces, porque... corremos el riesgo de resultar así de patéticos ahora que nuestras privadas conversaciones se han vuelto no tan privadas. (en el móvil o en la red, claro está.)Esdedesear.

jueves, 10 de diciembre de 2009

"Optimismo ilustrado"

Optimismo
De Wikipedia, la enciclopedia libre
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La historia de el término optimismo surge del latín "optimum": "lo mejor". El término fue usado por primera vez para referirse a la doctrina sostenida por el filósofo alemán Gottfried Wilhelm Leibniz en su obra Ensayos de Teodicea sobre la bondad de Dios, la libertad del hombre y el origen del mal (Amsterdam, 1710), según la cual el mundo en el que vivimos es el mejor de los mundos posibles.
Comúnmente se cree que Voltaire fue el primero en usar la palabra en 1759, como subtítulo a su cuento filosófico Cándido (en el que se burla en casi cada página de la idea de Leibniz). Ciertamente Voltaire fue el primer personaje famoso que usó aquella palabra en el siglo XVIII y quizá también el que la popularizó; no fue, sin embargo, su inventor. El término "optimismo" aparece por primera vez, en francés (“optimisme”), en una reseña de la Teodicea publicada en el magazín de los jesuitas franceses Journal de Trévoux (no. 37), en 1737. En ese mismo año, el filósofo y matemático suizo Jean-Pierre de Crousaz repitió la palabra en un examen crítico del Ensayo sobre el hombre de Alexander Pope. Aquellos primeros usos, como el posterior de Voltaire, fueron burlones. En 1752, el Dictionnaire universel de Trévoux aprueba el término; diez años después, la Academia francesa lo incluye por primera vez en su Dictionnaire. El término es usado por primera vez en inglés ("optimism") en 1743 por el británico William Warburton, en una respuesta al examen de Crousaz arriba mencionado. Por su parte, los primeros en usar el término en alemán ("Optimismus") fueron Gotthold Ephraim Lessing y Moses Mendelssohn, en su escrito Pope: ¡un metafísico! de 1755.
Por lo demás, la noción de optimismo se opone al concepto filosófico de pesimismo.
Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Optimismo"


¿A que no pensabais que el uso del término optimismo fuera tan reciente? Pues si, ¡viva la wiki!. Como veis está relacionado con una pretendida burla de Voltaire a la filosofía de Leibniz, filosofía de la que ya os hablé más de una vez, y de la que hoy quiero volver a hablar porque ese "optimismo ilustrado" corre por mis venas, por suerte, ¡aleluya!, viene siendo un estar satisfecho, un sentirse pleno porque lo que tú eres no está completo todavía, ¿os acordais? : "Que cada substancia singular expresa todo el universo a su manera, y que en su noción están comprendidos todos sus acontecimientos con todas sus circunstancias y toda la serie de las cosas exteriores" del Discurso de la Metafísica, de Gottfried Wilhem Leibniz. Todos sus acontecimientos significa todos y cada uno de los atributos que actualizaremos hasta el último día, hasta la hora última. Es un optimismo redentor, que ilumina los hechos pasados con la esperanza de los futuros, haciéndo de ellos sólo un comenzar, un prepararse para los que vendrán, y que vendrán. Esos de los que un día diremos: "siento que siempre me he estado preparando para esto".



También he traído aquí la filosofía de Gómez Pin y algunos artículos suyos relacionados con la redención por el lenguaje en la madurez de la vida. Permitidme que recuerde hoy éste reciente. Al fin es lo que yo quiero deciros y no lo digo tan bien como él. No me entristece envejecer y los años que van a venir no me alejarán de lo que voy a encontrar. Esdedesear.

Artículo de Demetrio Pin en El Boomerang

El retorno de Proust a Venecia.
"Venecia es en exceso, para mí, un cementerio de felicidad para que tenga todavía la fuerza de volver. Lo deseo muchísimo, pero cuando pienso en ella con la claridad de un proyecto, se suscita en mí un cúmulo de angustias que se opone a su realización"
Marcel Proust escribe estas líneas en una carta escrita en mayo de 1906. El escritor únicamente estuvo en Venecia en dos ocasiones, ambas en 1900, la segunda solo y la primera acompañado de su madre. Y sin embargo Venecia juega en La Recherche un papel determinante, análogo al que juegan las localidades ficticias de Combray y Balbec o la ciudad de Paris.
Muchos son a lo largo del libro los párrafos en los que esta auténtica fijación con Venecia se ponen de relieve, ante lo cual se impone una pregunta: ¿por qué desiste ante cada idea del retorno, y finalmente acaba renunciando? Responder a esta pregunta pasa por intentar dar cuenta de la intuición central que anima a realizar ese enorme esfuerzo que conduce a La Recherche, y que tiene un indudable interés filosófico. La fidelidad a esta intuición supone renunciar a encontrar algún tipo de plenitud en el reencuentro efectivo, empírico, con aquello que en nuestra conciencia esta asociado a una plenitud pasada, ya se trate de ciudades, paisajes o personas
:
"Había experimentado en demasía la imposibilidad de alcanzar en la realidad lo que reposaba en el fondo de mí; que no era en la plaza de San Marco, como no lo fue Balbec en mi segundo viaje (...) donde yo reencontraría el Tiempo perdido".
Cambiando de método, renunciando al reencuentro empírico, sumergiéndose en sí mismo, cabe - ¡ni más ni menos¡- que reencontrar el tiempo perdido. Esto es lo que Narrador de la Recherche, y con él el propio Marcel Proust, se propone, y ello como ya he tenido ocasión de decir, sin traicionar exigencia racional alguna, sin repudiar el segundo principio de la termodinámica.
La pregunta (ingenua y que ha de formular todo aquel que se adentra en la lectura de este libro) es obvia: ¿Cómo se recupera el Tiempo perdido, y quizás con él esa Venecia misma a la que se ha renunciado a viajar para no limitarse a un reencuentro con las imágenes escuálidas y sin sabia que sus adoradores retienen de ella?
El lector de la Recherche (y sobre todo de esa prodigiosa reflexión sobre la esencia de la literatura que es -entre otras muchas cosas- El Tiempo reencontrado) sabe que el primer paso es intentar re-instalarse en lo que el Narrador denomina "metáfora" (y que ya he señalado aquí que abarca más que lo que este término designa en lingüística). Se trata de retornar a una relación con el lenguaje en la que prime la alianza de las palabras, lo cual supone que las palabras alcancen libertad, que sus prodigiosos recursos no queden reducidos a la función trivial de fijar nomenclaturas. Pues tras las nomenclaturas con las que habitualmente el lenguaje encorseta la vida (empobreciéndose con ello de hecho a sí mismo), la "alianza" de palabras alimenta la imaginación, haciéndola reencontrar la acuidad que le era propia en su despliegue de los años infantiles.
El ser que retorna al universo en el que cuenta más el puente entre las sensaciones y las ideas que las sensaciones mismas, el ser que explorando las potencialidades del lenguaje forjadoras de tal puente confunde su esencia en ellas, el ser que "tiene el oído suficientemente fino y preciso para percibir entre dos sensaciones, entre dos ideas, una armonía sutil que no todos perciben" , surge quizás tarde, cuando las fuerzas flaquean, cuando el don de hacer revivir el mundo impreso por palabras, esta ya debilitado. Sin embargo, escribe Marcel Proust, "es a menudo en otoño, cuando no hay ya flores ni hojas, que se perciben en los paisajes las armonías más profundas". En la vejez y en la enfermedad, "sobre ruinas", resucita el niño que se embriagaba con las palabras y amaba el mundo a través de las mismas. Esta resurrección toma forma de actualización de un acontecimiento que la memoria cotidiana mantiene en una suerte de asepsia, así el sonar arcaico de una campanilla para cuya escucha se hace necesario "
cesar de oír el sonido de las conversaciones que las máscaras mantenían en mi entorno (...) re-descendiendo en mi mismo". Y cuando este sacrificio de la identidad convencional, forjada precisamente en el comercio con los seres a los que ahora el Narrador se esfuerza en no oír, se consuma, la ruina misma del tiempo toma una significación diferente y sobre todo tiene mucho menos peso. He citado ya aquí el siguiente texto:
"No me entristecía envejecer porque ponía la finalidad de mi vida no detrás de mí sino ante mí, no considerándome como una flor que se marchita sino como un fruto que se forma, y que los años que iban a venir no me alejarían de algo que intentaría encontrar."
[Publicado el 27/11/2009 a las 09:00

Foto: Filiel en otoño.

jueves, 3 de diciembre de 2009

El cuerpo hipotético

"Yo estaba descansando
de grandes soledades

en una tarde dulce
que parecía casi
tan tierna como un pecho.
Sobre mi, ¡qué cariño
vertían, entendiéndolo
todo, las mansas sombras,
los rebrillos del agua,
los trinos, en lo alto!
¡Y de pronto la tarde
se acordó de sí misma
y me quitó su amparo!
¡Qué extática, mirándose!
en su propia belleza,
se desprendió de aquel
pobre contacto humano
que era yo, y me dejó
también ella, olvidado!
El cielo se marchó
gozoso, a grandes saltos,
azules, grises, rosas-,
a alguna misteriosa
cita con otro cielo
en la que le esperaba
algo más que la pena
de estos ojos de hombre
que le estaban mirando.
La lámina del lago
negándome mi estampa
me dejó abandonado
a este cuerpo hipotético,
sin la gran fe de vida
que da el agua serena
al que no está seguro
de si vive y la mira.
Todo se fue. Los píos
más claros de los pájaros
ya no los comprendía.
Implacable, la tarde
me estaba devolviendo
lo que fingió quitarme
antes: mi soledad.
Y entre reflejos, vientos,
cánticos y arreboles,
se marchó hacia sus fiestas,
transcelestes, divinas,
salvada ya de aquella
tentanción de un instante
de compartir la pena
que un mortal le llevaba.
Aún volvió la cabeza;
Y me dijo, al marcharme,
que yo era sólo un hombre
que buscara a los míos.
Y empecé cuesta arriba,
despacio, mi retorno
al triste techo oscuro
de mí mismo; a mi alma
El aire parecía
un inmenso abandono. "
"La falsa compañera" de Pedro Salinas.
No tengo especial predilección por la poesía, como a todo el mundo algunos poemas me dicen más que otros. Éste de Salinas lo tengo entre mis preferidos desde que lo leí. Quizás puse interés en comprenderlo porque a mí "la tarde" siempre me trajo de cabeza. Me cuesta remontarla, de las veinticuatro horas del día eliminaría las intermedias de cuatro a seis. Como en el chiste del tren: "...se asegura que los daños graves en accidentes de tren siempre ocurren en el vagón de cola... eliminemos el vagón de cola". Hoy todavía no acabo de entender, y sé que algún día lo haré, qué pasa con eso. Por ahora sólo tengo la intuición y Salinas pone la metáfora. Quizás no haga falta más explicaciones que las metafóricas, es el lenguaje que nos conviene a los humanos.
Hay consideraciones psicoanalíticas de este poema que le atribuyen los estados de dolor y desolación que supone el abandono de la madre para un niño "me quitó su amparo"(madre y naturaleza) para enfrentar el mundo "que yo era solo un hombre, que buscara a los míos" . Un círculo sin fin, soledad-júbilo-soledad, vicioso y sin embargo gozoso, preñado de venturosa esperanza de reencontrar lo perdido. Me parece una bellísima forma de describirlo. Esdedesear.

lunes, 30 de noviembre de 2009

Economía suficiente


"Nada es suficiente para quien lo suficiente es poco".
Epicuro.
Foto cedida por Andel Balseiro.
La mayoría de las cosas que me alegran y sobre todo las más importantes, son de acceso fácil, baratas o incluso gratis. Las difíciles o caras me alegran con sólo desearlas. ¿Se puede pedir más?
Esdedesear.

martes, 24 de noviembre de 2009

Escuchar no es acallar


Quiero recordar una experiencia juvenil propia, aunque no es de mi gusto hacerlo en el blog, pero lo hago porque es algo que la perspectiva del tiempo no sólo no ha mermado la contundencia de lo que en ella aprendí, sino que se ha ido corroborando y enriqueciendo: Tenía yo veintitantos años y dos hijas de cuatro y un años, cuando me apunté a un cursillo de padres que me recomendaron. Era una época en que se empezaba a tener conciencia, no sé si acertadamente, de que no era suficiente con la voluntad, era necesario prepararse con alguna formación en temas que, hasta entonces, se consideraban fuera de la esfera del conocimiento y sólo se resolvían con las herramientas de la tradición y la naturaleza. Los cursillos preparatorios entraban también en el esapcio afectivo. Así que a la información de la revista "Ser padres", entonces de moda, decidí añadirle un cursillo intensivo: "P.E.T. Padres eficaz y técnicamente preparados" (En su momento me pareció un tanto exótico, la documentación estaba escrita en "mejicano" hoy veo que se incluye en la formación de doctorado de Educación Social en la U.C.M "Modelo humanista de acción familiar" así que será por algo.) . En los preliminares, antes de entrar en materia, nos repartieron unas hojas con un cuestionario que debíamos responder de forma anónima. Se trataba de que escogiéramos una forma, entre quince posibles, de afrontar o tratar la cuestión de un hijo adolescente que nos planteaba su determinación de dejar los estudios. Enseguida encontré mi respuesta y con la misma seguridad deseché las catorce restantes, no había color. No recuerdo los términos pero lo que vi cómo mejor respuesta era algo del tipo "interpretar, analizar, diagnosticar" o del tipo "aconsejar, solucionar, sugerir", "dar argumentos lógicos" también me encanta, en fin lo que me parecía propio de una madre eficaz, preocupada y bondadosa. Cuando interpretaron nuestras respuestas resultó que ninguna de las quince eran válidas, todas eran fatales como solución: Ninguna escuchaba al hijo. El cursillo consistía en enseñarnos a escuchar. Todas llevaban a un callejón sin salida que había empezado muchos años antes, incluso antes del lenguaje, vereis por qué.
Me impactó el comienzo que, además, fue aderezado con una reconstrucción entre nosotras (no había un solo hombre) del tipo: una que está fuera de la sala entra para poner en escena el ejemplo que se le propone, que acabó por rematarme de curiosidad: Este tipo de técnicas (aunque no sepamos que son técnicas) que usamos con los hijos (y con el mundo en general) en nuestra relación habitual, acaban por levantar auténticos muros de incomunicación, porque detrás de la bueníiiiisima intención, se esconde alguna forma de ejercicio de dominación, que lentamente va construyendo barreras más tarde infranqueables: (huelga decir que yo las he usado todas hasta que caí de la burra, e incluso después de caer):
Relación de respuestas habituales en nuestros diálogos:
"Mandar, dirigir u ordenar.
Advertir, amonestar o amenazar.
Exhortar, sermonear o dar una lección.
Aconsejar, solucionar o sugerir.
Dar conferencias, enseñanza o argumentos lógicos.
Criticar, juzgar o culpar.
Estar de acuerdo.
Avergonzar o burlarse.
Interpretar, analizar o diagnosticar.
Justificar, racionalizar o consolar.
Probar, preguntar o interrogar.
Minimizar el problema.
Distraer, hacer reír, entretener.
Halagar, hacer cumplidos o dar palmaditas."

Sigo con el curso. La única propuesta aceptable, lo único que cabía hacer en un diálogo eficaz, era dar una respuesta que impidiera que el hijo percibiera al primer instante que no iba a ser entendido, (hijo que llega a casa llorando porque un niño le quitó su "hi-man" , aunque puede escenificarse con algún juguete que no esté pasado de moda, claro: 1. tranquilo, compramos otro... 2.que más da, ya estaba viejo...3.tienes muchos más, nos seas llorón. 4.no se llora por esas cosas. 5. tampoco es para tanto... 6. mañana le quitas tú otra cosa. 7. ese niño es tonto no le des importancia... 8.si no lo hubieras llevado al colegio, como te dije... 9. y que hiciste cuando te lo quitó?. 10. debías haberle... 11. ¡ala!, ven que tengo una cosa que te va a gustar...12. con lo bueno que tu eres hay que ver... en fin, lo que se os ocurra.) Infinitas respuestas creando los primeros ladrillos del muro. La única acertada, nos dijeron: "Veo que estás muy fastidiado por haber perdido tu hi-man". Si acaso dura el llanto (no suele ocurrir que no se acabe al instante, tel es el efecto de la escucha), repetir con adjetivos parecidos: incluso pareces muy dolido, (enojado, enfadado...). El niño busca consuelo contando su relato (todos lo hacemos) , solo busca ser escuchado, nada más, la solución no le interesa tanto y en todo caso, él la encontrará, la que sea, la suya será la única que importe. De este y otros triviales barros, vienen éstos y otros tremendos lodos.Y el abandono de todo intento de afecto, por incomprensión.
Como material del trabajo nos dieron un libro que aún conservo (el que está en mejicano) y un folio con una relación de indefinidos para posible utilización ¡!, sí, a veces es necesario estar tres o cuatro días repitiéndolos hasta que el hijo (o cualquier persona) encuentra su verdadero estado, lo que verdaderamente le ocurre, en su cabeza, y de eso se trata, de ese instante en que uno se siente comprendido y sabe, gracias nuestra escucha, qué es lo que le pasa, de ahí a la solución no hay ya más que un paso, puede que ni siquiera haya nada que solucionar puesto que no ha habido más problema que el que los padres crearon.
Yo lo he comprobado muchas veces con admiración , y muchas más lo he olvidado, ¡qué le vamos a hacer!. Me enseñaron también otra cosa, muy importante, a distinguir entre el nefasto "mensaje-tu" y el beneficioso "mensaje-yo" que utilizamos cuando hablamos : Quiero... Me molesta que... Estoy cansado... Me enfada que... Me alegra... Prefiero... A mi me gustaría ... Me encanta... me disgusta... Te quiero. En lugar del: Eres un... No hagas... Debes intentar... Si no hubieras... Siempre me... Nunca te... No tienes que... Tranquilízate... Vete a... Olvídate...No llores...(por qué no dejamos llorar? Esto nunca lo olvidé . Y por cierto que me hace sentir mejor este lenguaje positivo. Dos pensamientos no caben en el mismo lugar, advertía Ortega. Mejor sustituir los negativos. Esdedesear.


La imagen: Pintura de Carmen Cecilia Meza


martes, 17 de noviembre de 2009

Vivir es relatar.

"En su texto "La ilusión biográfica" Pierre Bourdieu, ha trazado el dilema: la propia vida es un cuento narrado por un idiota, lleno de ruido y furia, que carece de sentido. De ahí que sólo la ficción narrativa permita representar ante los demás el relato de una vida argumentalmente dotada de sentido"


Cita de Manuel Cruz, extraída de "Tiempo de narratividad (el sujeto entre la memoria y el proyecto". http://ddd.uab.cat/pub/analisi/02112175n25p23.pdf



"La identidad es ese particular revestimiento que los otros, los demás, conceden al individuo- y por el que lo convierten en sujeto- a través del mecanismo del reconocimiento. Es decir, que lo que el individuo se dice a sí mismo de sí mismo no es identidad porque no ha sido sancionado socialmente, colectivamente o por su grupo. Esa idea suele ser un relato que se resiste a la intersubjetividad y que más adelante propongo allegar a la ideología"
Del texto arriba mencionado.


Supongo que conoceis una anuncio reciente de la Obra Social de La Caixa en el que un profesional de un servicio de cuidados de enfermedades avanzadas (hablo de memoria porque reconozco que lo he visto un poco por encima) dice algo así como que en el momento de morir las personas no se encuentran tanto con la soledad como con la necesidad de hablar de lo que les está pasando.(véanse las palabras de Manuel Ayala antes de morir) Tal es el imperativo de estar constituidos en el lenguaje, que somos un "relato". Memoria, deseo, lenguaje. Eso es lo que somos. Y tal es así, que incluso en lo que nos parece como el momento más trascendental de la vida, el momento en que la abandonamos, lo que queremos, y estoy completamente segura de esta afirmación, es "contarlo", hablar de ello. Y ese lenguaje que somos, ese relato en el que configuramos nuestra identidad, necesita alguien que lo escuche, (escuchar no es acallar, como veremos otro día, porque de esto hay mucho que hablar). Aquel que esté a nuestro lado, que verdaderamente nos escuche, que atienda nuestro relato hasta el último momento es labor de toda una vida, o de un tiempo menor si hemos tardado en conseguirlo, no importa, cada minuto es una eternidad para el amor.

"... tales historias no constituyen un espejo del pasado, parafraseando a Rorty, sino una acción del sujeto narrador, una iniciativa que emprende para ir configurando la propia identidad.Por eso lo que hay que exigirle al relato en primer lugar es una adecuación al sujeto"..."No existe un solo relato verdadero"..."Recordamos de acuerdo con lo que esperamos"... "El desajuste tiene algo de esencial"..."La identidad es ese particular revestimiento que los otros, los demás, conceden al individuo-y por el que lo convierten en sujeto- a través del mecanismo del reconocimiento."..."No hay identidad sin memoria. La memoria representa el ejercicio de (auto) reconocimiento originario. Pone los materiales de la experiencia pasada al sevicio de la configuración de una identidad"... "Hay que estar a la altura de la memoria... tiene algo de ética"..."La presencia de los otros no se limita a la de ser mera caja de resonancia en el mecanismo del reconocimiento, testigos mudos de nuestra existencia o notarios de nuestra identidad. La capacidad de proporcionar fines tiene como territorio privilegiado a los demás"...

Tengo que confesar que cuando leí por primera vez las tesis de Manuel Cruz, en este u otro documento, ahora no recuerdo, probablemente en su libro "Narratividad: la nueva síntesis", sufrí un síncope emocional. Quizás porque ya estaba preparada para entenderlo, quizás porque ya había llegado a ese punto de partida necesario que él llama al inicio de su reflexión de "La perplejidad ante lo humano". Pero no es broma, tal emoción, que supongo era la consecuencia de una iluminación profundamente deseada, me producía incluso síntomas físicos de tipo taquicardias y otros desasosiegos. Creo incluso que estuvo asociado a algunas acciones de consecuencias muy liberadoras. Una conversión. El caso es que tenía que parar la lectura y dejarla para otro momento en que no fuese necesaria la concentración posterior para alguna tarea. Es una obviedad y de sobras sabido que cualquier cosa que diga Manuel Cruz a estas alturas de la película filosófica será deudora de los grandes filósofos que le precedieron, lo mismo que mis humildes entendederas, pero a mí, por lo que quiera que sea, una conmoción como la que sentí al leer este libro, no me la había producido antes nada ( si acaso el amor) por grande que hubiera sido el deleite e incluso mayor su aportación: los cimientos son lo fundamental, el adorno con que coronamos la construcción quizás solo sea imagen de la satisfacción. Pero ya sabemos, hay un tiempo para sembrar y otro para cosechar.

"Importa enfatizar especialmente ahora cómo el sujeto es un ser excedido por las fuerzas que le atraviesan. ... A lo que se pretende ir a parar es a que en el sujeto existe una profunda tensión esencial que queda muy pálidamente reflejada en los fines concretos que se va proponiendo." " Nietzsche decía que "cada uno alcanza la verdad que es capaz de soportar", y Jaspers distinguía entre verdad científica, que es demotrable, ahístórica y universal, y verdad filosófica, cuyo sentido es el de ser la verdad de la existencia de quien la profesa y la propone al mundo; es una verdad cuya fuerza emana del testimonio de quien la defiende. Algo parecido a esto último propongo recoger, bajo el rótulo veracidad." Sigue...



Estoy segura de que es fácil que algo o mucho de mí reconozcais en el documento de Manuel Cruz si lo leeis, vosotros que sois esos "otros" que configurais mi identidad ( como lo ha sido el filósofo) porque escuchais mi "relato", sois cómplices de mi "memoria", y alimentais mi "deseo". Vuelvo al principio, la calidad de una vida depende de la calidad del que nos escucha el relato, y de ninguna cosa más... ni menos. Continuará... Esdedesear.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Agradecimiento a Lévi-Strauss

Como sabeis uno de estos días ha muerto el antropólogo Claude Lévi-Strauss. Era una de esas figuras extraordinarias y admirables por su trascendente aportación a la crítica de la cultura. Para mi ha sido fundamental, para mi concepción del mundo, del ser de lenguaje, pero lo que haya sido para mí poco importa, lo verdaderamente importante es lo que ha legado a la posteridad: conocimientos útiles. Mi enorme agradecimiento. Hasta siempre. Esdedesear



YouTube - Entrevista con Claude Lévi-Strauss (1972) 1/6

viernes, 6 de noviembre de 2009

Subordinaciones

Normalmente, los profanos, los aficionados, en nuestro afán de hacer inteligibles nuestras intuiciones buscamos las referencias admirables de aquellos en los que confiamos para que nos cedan sus justas palabras y así conseguimos enriquecer nuestro escaso bagaje con sus sabias reflexiones. Esa hermenéutica desmitificadora va estableciendo un diálogo espiritual entre el lector y el autor elegido, con un dinamismo tal que, en ocasiones, llega a sorprenderte. Me ha ocurrido muchas veces, supongo que a vosotros también, que divagando sobre ésta o aquella cuestión, viene a presentárseme una obra, una anécdota, un artículo, que coincide exactamente con el supuesto de ese diálogo interior y así lo amplia, prolongando una placentera conversación. Lo que, en principio me sorprendía, ahora empieza a parecerme más normal, siento que estoy en el camino adecuado y junto a mí caminan los míos. aquellos en los que me apoyo y reconforto.

Después de publicar mi última entrada "La verdad en el mar sin orilla" me encontré leyendo esta otra del blog de Victor Gómez Pin, que a continuación os transcribo. A partir de este momento la mía puede ser olvidada, si acaso solo tenida en cuenta como pregunta. Esdedesear


De la publicación en El Boomerang, el 4/11/2009




LA IMPOSTURA

«Tout droit dans son armure, un grand homme de pierre/Se tenait à la barre et coupait le flot noir,/ Mais le calme héros, courbé sur sa rapière,/Regardait le sillage et ne daignait rien voir. ( En su armadura rígido, un gigante de piedra/ la nave timoneaba y hendía la onda negra./ Pero el héroe, impávido, apoyado en su estoque,/ la estela contemplaba sin dignarse a ver nada.)"
Charles Baudelaire, Don Juan aux enfers

Supongamos una persona entregada plenamente a una modalidad de vida espiritualmente exaltante, pero que no responde a principios convencionales. Alguien por ejemplo que apura las posibilidades de relacionarse erótica y afectivamente y que en su comportamiento social respeta máximas que son corolario de un sistema de valores no siempre coincidente con la ley general ( corolario, por ejemplo, de esa ley oscura que vincula a los miembros de un clan y a la cual este hombre se siente por origen adscrito). Supongamos asimismo que esta configuración de su vida supone exposición a algo tan elemental como la posibilidad de llegar en la más absoluta soledad a la hora de la muerte... y que sin embargo de manera alguna se haya dispuesto a asumir tal radical confrontación.
Como resultado de tal contradicción cabe que el hombre intente repudiar de su sentimiento y de su mente la consecuencia, es decir: sigue comportándose en conformidad a los principios que le han configurado (entrega a una vida de placer, o fidelidad a la norma de un clan)...negándose a toda lucidez sobre ese previsible momento en el que el precio- la soledad en la hora de la muerte- será reclamado. Pues bien:
Esta falta de adecuación, esta ausencia de entereza respecto a la necesidad de asumir las consecuencias del comportamiento efectivo, constituye en sí misma una infracción a la ética. Cabe al respecto formular una suerte de mandamiento, en el que hay como un rescoldo del kantiano imperativo categórico:
Ya que no estás dispuesto a morir sólo, ajusta tu comportamiento exclusivamente a aquello que no pueda facilitar el que te encuentres en soledad ante la muerte. Tal subordinación puede ser muy penosa para la consecución del placer, e incluso penosa para la dignidad de la propia imagen. Puede suponer, por ejemplo, que no haya vinculación en función de la intensidad de la afección o del deseo, sino del grado de conveniencia (tras el cristiano amor de los esposos se esconde muy a menudo esta esencial evitación del riesgo); puede suponer asimismo el repudio de lazos de clan vivido por el propio protagonista como una traición.
Sin duda tras el "amor del hombre por la naturaleza, por su familia, por su patria" que suponía para Hegel una suerte de presencia trascendente en la cotidianidad ( "inmanencia de lo infinito en lo finito" le llama), tras la lírica del "rodeado de su mujer y de sus hijos amigos y criados", hay mucho de esa cobardía disfrazada de prudencia que constituye un engrasador del comportamiento individual y colectivo. Pero nada sin embargo tan penoso, y en algún registro nada tan abyecto como la impostura de un ser que juega de farol ante sí mismo, que usurpa la función de liberado de la sumisión a conveniencias. ¿Cabe imaginar a Don Giovanni, huir despavorido, o aceptar arrepentirse, cuando el Comendador le tiende su mano de piedra?

Don Juan aux enfers

Quand Don Juan descendit vers l'onde souterraine
Et lorsqu'il eut donné son obole à Charon,
Un sombre mendiant, l'oeil fier comme Antisthène,
D'un bras vengeur et fort saisit chaque aviron.
Montrant leurs seins pendants et leurs robes ouvertes,
Des femmes se tordaient sous le noir firmament,
Et, comme un grand troupeau de victimes offertes,
Derrière lui traînaient un long mugissement.
Sganarelle en riant lui réclamait ses gages,
Tandis que Don Luis avec un doigt tremblant
Montrait à tous les morts errant sur les rivages
Le fils audacieux qui railla son front blanc.
Frissonnant sous son deuil, la chaste et maigre Elvire,
Près de l'époux perfide et qui fut son amant,
Semblait lui réclamer un suprême sourire
Où brillât la douceur de son premier serment.
Tout droit dans son armure, un grand homme de pierre
Se tenait à la barre et coupait le flot noir,
Mais le calme héros, courbé sur sa rapière,
Regardait le sillage et ne daignait rien voir.

Don Juan en los Infiernos

Cuando pasó Don Juan las aguas subterráneas/ y a Caronte pagó el obligado óbolo,/ una sombra mendiga, ojos fieros de Antístenes,/ con brazos vengativos empuñó los dos remos./ Mostrándole sus senos pendientes, sus vestidos/ abiertos, mujeres agitadas en negro firmamento/ como una gran manada de ofrecidas víctimas/ con un largo mugido detrás de él arrrastrábanse./ Sganarelle riéndose le reclamaba el pago,/ en tanto que Don Luis con un trémulo dedo/ mostraba a todo muerto que erraba en la ribera/ aquel cínico hijo que burlara sus canas./ Tiritando en su luto, la casta y magra Elvira,/ tan cerca de ese pérfido que fuera esposo, amante,/ aún le reclamaba la suprema sonrisa/donde brillara, dulce, la promesa lejana./ En su armadura rígido, un gigante de piedra/ la nave timoneaba y hendía la onda negra./ Pero el héroe, impávido, apoyado en su estoque,/ la estela contemplaba sin dignarse a ver nada. (Traducción de Juan Carlos Sánchez Sottosanto)

lunes, 2 de noviembre de 2009

La verdad en el mar sin orilla.


"Esta mortal e intolerable verdad: que todo pensamiento profundo y severo no es sino el intrépido esfuerzo del alma por mantener la abierta independencia de su propio mar, mientras que los más furiosos vientos del cielo y de la tierra conspiran por arrastrarla hacia la orilla traidora y servil.

Pero solo en la soledad del mar sin orilla, reside la verdad más alta, tan inacotada e indefinida como el propio Hacedor: antes perecer en esta infinitud que ser arrastrado sin gloria a sotavento, incluso aunque la salvación resida en ello. Pues ¿quién quisiera, como un gusano, arrastrarse cobardemente hacia la tierra?

De "Mobby Dick", por Joseph Conrad.



Llevo un rato delante de la página intentando atacar las teclas del ordenador y, ciertamente, no sé que poner, aunque si sé lo que quiero deciros. Y no sé qué poner porque lo que quiero deciros ya está bellísimamente expresado en este fragmento de Conrad, así que no me queda más remedio que repetirlo: que mantener la independencia del propio mar exige un intrépido esfuerzo del alma, pues eso. Que las orillas, que los puertos, son las más de las veces cobardes refugios donde nos protegemos de los embates de los furiosos vientos, incluso de los no tan furiosos, pues eso. Que el espíritu, sometido ya ante la imagen de su propia traición claudica embotado y servil, pues eso. Porque solo en la soledad del mar sin orilla reside la verdad más alta. Pues eso.


Y si alguna orilla buscamos que sea la de la verdad propia que no puede consistir en otra cosa que en romper los barrotes visibles o invisibles que hipotecan nuestra libertad. "La ontología crítica de nosotros mismos debe de ser entendida no como teoría, ni como doctrina, ni tampoco como un cuerpo de conocimientos durables que va en aumento; debe ser concebida como una actitud, un ethos, una vida filosófica en la que la crítica de lo que somos sea al mismo tiempo análisis histórico de los límites que se nos imponen, y experimentación de la posibilidad de transgredirlos. " Este era el reto del filósofo Michel Foucault: no consiste tanto en intentar liberar al individuo del Estado, y de sus instituciones, cuanto liberanos a nosotros mismos del Estado y del tipo de individualización que este conlleva. Hemos de promover nuevas formas de subjetividad que se enfrenten y opongan al tipo de individualidad que nos ha sido impuesta durante muchos siglos."


Nos sentimos arrastrados por las fuerzas irracionales de nuestra vida social, que estimamos y desestimamos casi al unísono, y nadamos, las más de las veces a contracorriente, sin saber muy bien a qué puerto nos dirigimos, repitiendo destinos que entre la bruma marina concebimos como abrigos más seguros de lo que finalmente se nos demuestran. Esas fuerzas irracionales están íntimamente ligadas a poderes institucionalizados, socialmente aceptados y acatados, cuya genealogía desconocemos y que se nos presentan como una maraña insuperable. Siempre digo que lo importante es encontrar el cabo de lana con el que empezar a deshacer la madeja, un instrumento para mí imprescindible son los análisis sociológicos, en ese sentido, de pensadores como Nietzsche, Marcuse o Foucault, éste último autor de esta obra "Hermenéutica del sujeto", que ha sido y es fundamental en mi vida y del que os hablo muchas veces. Es un libro pequeño y de fácil lectura, pero de pensamiento profundo y severo que puede ayudarnos a luchar por la independencia del propio mar", con una estupenda introducción además de Fernando Álvarez-Uría. Esdedesear.

martes, 27 de octubre de 2009

Conversar

Hoy me gustaría compartir con vosotros esta reciente conversación. Quiero que quede en mi blog para re-cordarlo en el tiempo, por su alto contenido ético y estético (que tanto monta...) y como una forma de poner en evidencia el error de ciertas familiaridades admitidas, de estos tópicos que se convierte en auténticos barrotes espirituales: el de que la sabiduría llega cuando ya no sirve para nada (lo digo por la juventud del autor). Llegue cuando llegue siempre consistirá en lo mismo: saber tomar y dar. Esdedesear.

P.D. Dedicado a Barbebleue por el toque oriental con el que quiere redecorar su castillo.

Del Blog Navegar é Preciso.

Tong-Len(Tomar e dar)

O caminho interior segue uma forma inversa da reivindicação. De aí que possamos dizer sem dúvida:
"O verdadeiro arrependimento é a expressão de que já fomos perdoados"

Quando seguimos a ética essencial compreendemos que não temos direito a exigir nada. A questão mais bem é que se nos aceite o nosso serviço. Devemos sentir-nos agradecidos de que as nossas intenções realmente possam ser úteis.
A consciência do próprio mérito avergonha e denota hipocrisia.
Sobre as justificações poderiamos dizer:
O que actua bem não tem justificação e o que actua mal melhor que não se justifique.
Um conto

Conta a tradição tibetana que Gueshe Chekawa foi a casa de uma família e viu um texto escrito pelos Gueshes Kadampa. O texto dizia:
"Oferece a vitória e o proveito aos demais e toma sobre ti a derrota e a perda"

Chekawa ficou muito surpreendido por estas duas linhas e decidiu indagar e procurar alguém que lhe pudesse aclarar o seu significado. Ele pensava que devia envolver alguma sabedoria oculta.
Encontrou que esse ensinamento procedia dos Oito versos do treinamento mental de Langri Tangpa mas ele já estava morto.
Procurou, procurou e procurou...E encontrou a Gueshe Sharawa, que dava ensinamentos tradicionais sobre ética e moralidade. Chekawa disse-lhe:
- Os vossos ensinamentos não me inspiram e eu queria que me mostrasseis a relação entre os versos Kadampa e os vosos ensinamentos.
- Que versos são eses?- perguntou Sharawa
- Oferece a vitória e o proveito aos demais e toma sobre ti a derrota e a perda- disse Chekawa.
- De quem é isso? - perguntou Sharawa
- De Gueshe Langri Tangpa, mas ele está morto- disse Chekawa. Es capaz de pôr isto em prática? É isto um ensinamento puro do Dharma?- continuou.
- Não importa se se pode pôr em prática ou não porque isso depende dos indivíduos. Uns podem e outros não podem, mas sem pôr isto em prática é impossível conseguir a Iluminação suprema.
Desde então Gueshe Chekawa recebeu os ensinamentos do Lo-Jong (treinamento mental) de Gueshe Sharawa durante treze anos.
Gueshe Sharawa, que passava por ser um simples mestre de moralidade, mas que na verdade era um consumado mestre na prática de Tomar e Dar (Tong Len), conduziu Chekawa à suprema Iluminação.
Mas foi Guesshe Chekawa quem divulgou o segredo (com as suas práticas) para que todos aqueles com boa vontade se pudessem beneficiar:
"Oferece a vitória e o proveito aos demais e toma sobre ti a derrota e a perda"
Publicada por José António Lozano em
10:02
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2 comentários:

Esdedesear disse...
Precioso. El que actua bien tampoco necesita justificarse, si el bien que hace es verdadero. La palabra justificarse derivó injustamente, en mi opinión, hacia un valor positivo innecesario y producto de una moral utilitaria. No debería significar más allá de "hacer justo un acto a través de una expresión lingüística, es decir explicarlo" pero eso no lo hace mejor. Hay una meta muy atractiva que puede estar detrás de toda conversión: una derrota o pérdida grande, lo más grande posible, es fuente de sabiduria duradera...¿Pero quién enseña a perder en la sociedad del éxito? Muchas gracias, Chiqui, un abrazo.
23 de Outubro de 2009 9:26

José António Lozano disse...
Hay un dicho de la antigua cofradía de los sarmouni que dice:"Cuando el yo llora porque perdió, la esencia ríe porque encontró"El método aquí indicado es también una práctica meditativa común a toda Asia Central. En el sufismo está ligada a la forma malamati y es la esencia de toda verdadera realización. Es evidente que la persona que hace esto tiene que estar más allá del masoquismo, en el sentido de no sentirse identificado emocionalmente con la "perdida". Es un acto de amor y generosidad que debe hacerse sin ningúna conciencia de mérito y sintiendo gratitud por poder ayudar a otros. Pero es una práctica que toda persona puede hacer de alguna manera.Con respecto al éxito habría mucho que hablar, comenzando por la etimología ("exitus" y sus sentidos paradójicos), pero recuerdo una cita de Borges en su libro sobre la literatura germánica medieval. Un noble dice a su hijo en lecho de muerte:"De tu padre aprende valor y verdadera entereza. De otros el éxito"Creo que debemos aspirar a tener éxito. Pero el verdadero, no el aparente.Con respecto al hecho de justificarse, creo que el problema vendría de intentar hacerse justicia a uno mismo. Uno no debe defenderse a si mismo. Precisamente el bien, lo bueno, no necesita explicarse. Pero si lo hiciésemos perderia fuerza e incluso se desvirtuaría. Esta es la razón por la que Sócrates, realmente, no se justifica cuando es llevado a juicio. Por ello es considerado arrogante. Pero ¿quienes son los arrogantes? El pueblo también prefiere a Barrabás después de todo. Jesús tampoco se justifica pero el cristianismo es el heredero de la conciencia de culpa de la cruz (que curioso!)Como dicen en Asia central: quedaos vosotros con la cruz, nosotros tenemos a Jesús.Bueno, Conchita, un gran abrazo y disculpa la demora en la respuesta.
25 de Outubro de 2009 22:20
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viernes, 23 de octubre de 2009

¿De que "verdad" estamos hablando?

Buscando actualizar referencias sobre un filósofo actual que me gusta mucho: Peter Sloterdijk, me encontré con esta maravillosa conversación entre Cristián Warken y Carla Cordua, en una página de aquel, con precioso nombre:" Una belleza nueva". Yo la he disfrutado mucho, os la paso por si apetece verla en el fin de semana otoñal.



http://www.otrocanal.cl/?video=212

martes, 20 de octubre de 2009

Emboscarse en otoño.

Al otro lado de las montañas

Alguien dijo que había ciudades para soñar
al otro lado de las montañas.
No dijo si estaban suspendidas en el aire,
sumergidas en las lagunas,
o perdidas en el corazón del bosque.
Los que allá fueron nada encontraron,
ni altas torres ni jardines
ni mujeres hilando en el atrio,
ni un muchacho aprendiendo a tocar la gaita.
Solo yo traje algo para seguir soñando
algo visto y no visto en la niebla de la mañana,
algo que era una flor o un mirlo de oro
o un pie descalzo de mujer,
un sueño de otro que se ponía a dormir en mi,
echado en mis ojos,
pidiéndome que lo soñase mas allá de las montañas,
donde no hay ciudades para soñar.
Y ahora mi oficio es soñar,
y no se si soy yo quien sueño,
o es que por mi sueñan campos,
miradas azules,
palomas que juegan con un niño,
o una mano pequeña y fría que me acaricia el corazón.

Alvaro Cunqueiro

"El lugar de la libertad es completamente distinto de la mera oposición; también es diferente del lugar que puede brindar la huida. «Bosque» es el nombre que le hemos dado al lugar de la libertad. En él hay otros medios, unos medios diferentes del «no» que uno escribe en el círculo predispuesto para ello en la papeleta del voto. Desde luego, hemos visto que, dada la situación a que se ha llegado, tal vez tan sólo uno entre cien esté capacitado para "irse al bosque", para la "emboscadura". Pero de lo que aquí se trata no es de relaciones numéricas. Cuando se incendia un teatro basta una cabeza clara, basta un corazón enérgico para contener el pánico de millares de personas que amenazan con aplastarse unas a otras y que se entregan a una angustia propia de animales...
Dos son, pues, las cualidades que se presuponen en el emboscado. En primer lugar, el emboscado no le permite a ningún poder, por muy superior que sea, que le prescriba la ley; ni por la propaganda ni por la violencia. Y, en segundo lugar, el emboscado se propone defenderse. Para ello no sólo utiliza los medios y las ideas propias de su tiempo, sino que a la vez mantiene abierto el acceso a unos poderes que son superiores a los temporales y que nunca podrán ser diluidos en puro movimiento. Uno puede correr el riesgo de la emboscadura, puede osar emboscarse, si se cumplen esas dos condiciones.

De "La Emboscadura" Por Ernst Jünger

Hay una relación estética entre el otoño y el bosque. Y hay también una relación ética, nos evocan sensaciones de recogimiento y de sosiego. Buscamos con nuestras caminatas recuperar la calma perdida, los sueños, que "por mi sueñen campos" como dice el bello poema de Cunqueiro. Hay otra forma de irnos al bosque en el otoño de nuestras vidas, ésta para recuperar espacios de libertad que de una u otra forma se nos arrebatan.Así me ha enseñado Jünger, un concepto de emboscado espiritual análogo. Os propongo la lectura de estos dos libros que se exponen en los enlaces, una suerte haberlos encontrado: "La Emboscadura" de Ernst Júnger y "La Estética de lo originario en Júnger"de José Luis Molinuevo. Son dos análisis estupendos para construir "el propio bosque" en nuestras cabezas porque el bosque cuanto más cerca mejor. Esdedesear.



http://www.laeditorialvirtual.com.ar/Pages/Junger_Ernst/Junger_DerWaldgaenger_01.htm#R2

http://www.box.net/shared/616nk7opaq

jueves, 15 de octubre de 2009

El décimo carácter

"Un paisano tiene por lo menos nueve caracteres: carácter profesional, nacional, estatal, de clase, geográfico, sexual, consciente, inconsciente y quizá todavía otro carácter privado; él los une todos en sí, pero ellos le descomponen, y él no es sino una pequeña artesa lavada por todos estos arroyuelos que convergen en ella, y de la que otra vez se alian para llenar con otro arroyuelo otra artesa más. Por eso tiene todo habitante de la tierra un décimo carácter y éste es la fantasía pasiva de espacios vacíos; este décimo carácter permite al hombre todo, a excepción de una cosa: tomar en serio lo que hacen sus nueve caracteres y lo que acontece con ellos; o sea, en otras palabras prohíbe precisamente aquello que le podría llenar"
De "El hombre sin atributos". Por Robert Musil

Creo que todos estaríamos dispuestos a firmar estas palabras de Musil, diríamos que son evidentes si consideramos el carácter como la manifestación de nuestra personalidad, el acopio de componentes que identifican nuestra "manera de ser", que nos individualizan, esa caja de herramientas con la que nos hemos pertrechado para salir al mundo. Ese carácter que sentimos como único, de una pieza, pero nos hace comportarnos de formas diferentes, incluso a veces opuestas o contradictorias. Así, sorprendentemente, un individuo de trayectoria profesional intachable se comporta como un energúmeno en un campo de futbol, conduciendo un coche, en casa, o en "la cama". Un devoto religioso decora su vida con toda clase de fastos cerrando filas frente a la vida miserable de sus congéneres, abogando por unos principios de clase que le permiten tranquilizar la conciencia. Por poner ejemplos manidos, pues sería largo desgranar las contradicciones, hay un "fuera, dentro", como en Barrio Sésamo, nacionalistas, ecologistas, socialistas, "intelectualistas", que traicionan sus principios ideológicos en cuanto cruzan cierto umbral.














"Pecadillos" extendidos son éstos antedichos, y otras inocentes conductas que varían dentro del imperativo del "a donde fueres, haz lo que vieres". Y así, no somos iguales según con quien, "en confianza" por ejemplo, "con los de casa", ante los que ostentan el poder, jefes, jefazos o jefecillos, cuando nos sentimos observados, en la intimidad, en un pais extranjero, en el divan... o en un blog. Son nuestras convenciones, "lo normá", su poquito de apariencia. Y sin embargo, inevitablemente, todo ello está firmemente amalgamado en esa "fantasía pasiva de espacios vacíos" que dirige nuestros pasos más de lo que podemos creer y que se percibe por los demás, silenciosamente, más de lo que cabe imaginar. Es nuestra afectividad, que se cuela y nos expresa como una sombra. Es esa "realidad subjuntiva" de la que ayer os hablaba. La que nos lleva a decir " maldita sea mi sombra", o " bendita sea mi sombra". Porque no es la suerte, no, desengañémonos. Que la sombra se me parezca aunque sea poco convencional, esdedesear.

jueves, 8 de octubre de 2009

La realidad subjuntiva

Hay sentencias que producen "un coup d'eclat" que cambian tu vida, si les haces caso, claro. Se tornan tan resplandecientes, tan iluminadoras que borran de un plumazo un montón de creencias equivocadas y parece que abrieran nuevos horizontes cuyas sendas, aunque todavía no trazadas, se muestran a la imaginación fáciles y accesibles. Son expresiones que aunque difusas las comprendes más por intuición que por explicación y ello es porque sencillamente son portadoras de verdad. Por suerte, en mi vida ha habido muchas de estas sentencias, muchas esclarecedoras reflexiones, algunas que vienen de un diálogo sincero con amigos con los que compartes esta vocación de desentrañar lo que sea "la vida", ese término que tiene más de idea que de cuerpo, aunque nos parezca lo contrario (así, cuando estamos enfermos poco nos preocupa esta especulación), pero sobre todo de mis amados "teóricos" (la palabra deriva del griego θεωρειν,"observar"). Soy, por suerte, confiada en la objetividad de la sabiduría de los maestros, avara de la utilidad que me pueden aportar, flexible para abrirme a nuevas posibilidades, y agradecida, enormemente agradecida, cuando observo, yo misma, los resultados intuidos.

Una de esas sentencias, no exactamente así enunciada, porque en mi recuerdo es ya una mezcolanza que procede de muchos emisores (desde Platón a Ortega, pasando por Freud, Russell, Heidegger, y un largo etc,) es que para ser feliz uno debe "ajustar su deseo a la realidad". Parece sencillo: conocido el deseo, asumida la realidad, ajustar y punto. Lo que parece fácil en la idea se convierte en tarea ardua en su materialización. Sin embargo, al escucharlo, al comprenderlo, sólo esa intuición ya libera, produce sus frutos. Podemos quedarnos así, una vez comprendida, porque todo cambia, sepamos o no lo que es el deseo y la realidad. Es decir a qué nos referimos cuando nombramos lo que nombramos. Saberlo sería ya suficiente. Algo se pone a funcionar, aunque solo sea el comprender porqué algo no funciona, así es la comprensión de lo auténtico.

En ese blog he hablado bastante, aunque nunca es bastante, de la necesidad de conocer nuestros deseos, los auténticamente nuestros, desembarazándolos de los superficialmente adquiridos bajo diferentes "presiones". Ahora voy a hablar de la "realidad". Se han escrito ríos de filosófica tinta sobre lo real, la realidad. Una forma asequible de comprender qué sea la realidad ( lógicamente el concepto de realidad) puede ser la explicacion freudiana de esos dos principios que rigen nuestro psiquismo, el principio de placer (institivo) y el principio de realidad(instituido). La orteguiana de la necesidad de conciliar el yo y la circunstancia, o simplemente la del "sentido común", por ejemplo; pero eso sería objetivamente hablando, claro. Luego está el plano de lo subjetivo, omnibarcante y poderoso, en la que probablemente la realidad "brilla por su ausencia" escondida tras las palabras. Y esta es la "realidad real", más incierta, pero la que somos, esa que responde a las palabras de Lacan, "pienso donde no soy y soy donde no pienso". Es decir que la verdad de lo real, se nos escapa al lenguaje, y sin embargo "es". Es lo que no hace falta pensarse, sino despensarse. Lo que es más claro para la intuición a veces es muy oscuro para el pensamiento.

Y todo este embrollo porque quiero compartir con vosotros este precioso texto de Musil, al efecto, que me voy encontrando en la lectura de "El hombre sin atributos". Explica mejor que yo estos "reales" temas, de los que seguiré hablando. Esdedesear

"Si existe el sentido de la realidad, debe existir también el sentido de la posibilidad"

Quien quiere pasar despreocupado por puertas abiertas, ha de cerciorarse primero de que dinteles y ambas esté bien ajustados. Este principio, vital para él, es un postulado del sentido de la realidad. Si se da, pues
, sentido de la realidad, y nadie dudará de su razón de ser, se tiene que dar por consiguiente algo a lo que se pueda llamar sentido de la posibilidad.
El que lo posee no dice, por ejemplo: aqui ha sucedido esto o aquello, sucederá, tiene que suceder; y si se le demuestra que una cosa es tal como es, entonces piensa: probablemente podría ser también de otra manera. Así cabría definir el sentido de la posibilidad como la facultad de pensar en todo aquello que podría igualmente ser, y de no conceder a lo que es más importancia que a lo que no es. Como se ve, las consecuencias de tal disposición creadora pueden ser notables; es así cómo, por desgracia, aparece no pocas veces falso lo que los hombres admiran y aquello que prohíben, lícito, o bien ambas cosas como indiferentes. Tales hombres de la posibilidad viven, como se suele decir, en una tesitura más sutil, etérea, ilusoria, fantasmagórica y subjuntiva. Cuando los niños muestran tendencias semejantes se procura enérgicamente hacerlas desparecer, y ante ellos se califica a esos individuos con los apelativos de ilusos, visionarios, endebles y pendantes o sofistas.
Si se les quiere alabar, a estos locos también se les llama idealistas, pero evidentemente de este modo se alude sólo al tipo débil que no alcanza a ver la realidad o se separa lamentablemente de ella, por lo que entonces la ausencia del sentido de la realidad aparece como una auténtica carencia. Lo posible abarca, sin embargo, no sólo los sueños de las personas neurasténicas, sino también los designios no decretados de Dios. Una experiencia posible o una posible verdad
no equivale a una experiencia real unida a una verdad auténtica, menos el valor de la veracidad, sino que tienen, al menos según la opinión de sus defensores, algo muy divino en sí, un fuego, un vuelo, un espíritu constructor y la utopía consciente que no teme la realidad, sino que la trata mejor como problema y ficción. (...)
Un individuo semejante no es en modo alguno un asunto muy inequívoco. Dado que sus ideas, mientras no degeneren en vanas quimeras, no son otra cosa que realidades todavía no nacidas, también él tiene, como es natural, sentido de la realidad; pero es un sentido para la realidad posible y da en el blanco mucho más tarde que el sentido, congénito en la mayor parte de los hombres, para las posibilidades verdaderas. Prefiere, por decirlo así, el bosque a los árboles; el bosque es algo difícil de definir, mientras que los árboles significan tantos y tantos metros cúbicos de madera de determinada calidad. Quizá se pueda expresar esto mejor diciendo que el hombre con sentido normal de la realidad se asemeja a un pez que muerde el cebo y no ve el sedal, en tanto que el hombre con ese sentido de la realidad, al que también se puede llamar sentido de la posibilidad, lanza el anzuelo al agua sin saber si le ha puesto cebo."


De "El hombre sin atributos" Por Robert Musil.


miércoles, 30 de septiembre de 2009

¿Prohibido prohibir...la prostitución?

"Claro, si se empeña uno en calificar de prostitución a la actividad de una mujer que, según es corriente, no entrega toda su persona a cambio de dinero, sino sólo su cuerpo, entonces hay que decir que Leona ejercía la prostitución cuando se terciaba. Pero si se conoce durante nueve largos años, como ella desde los dieciseis, la ridiculez del dinero que se paga en esos antros de baja rale, y se tienen presente los precios de los artículos de tocador y de la ropa, las retenciones de sueldo, la avaricia y el despotismo de los dueños, los descuentos de comida y bebida que hacen algunos clientes despabilados, y la cuenta de la habitación del hotel vecino; si se piensa que diariamente hay que combatir con todo esto, defender la propia causa y saldar cuentas, resulta que aquello, que al profano parece divertido libertinaje, es una profesión llena de lógica y objetividad, con un código registrado. La prostitución es precisamente una cuestión que cambia mucho según se la mire de arriba o abajo."
De "El hombre sin atributos" Por Robert Musil.

Yo no sé vosotros pero yo alucino. Hace cuarenta años de las reivindicaciones del famoso mayo francés, una de ellas era "Interdit d'interdire", el "prohibido prohibir". Es de suponer que aquellos jóvenes que éramos se correponden con estos viejunos que somos. Y¿en qué nos hemos convertido?. Es de suponer también, que unos de nosotros somos ciudadanos de a pie, y otros de nosotros somos dirigentes electos, de cualquier institución, la que sea, directiva, legislativa o ejecutiva. Pero todos venimos de allí, en una u otra forma, todos deseábamos que hubiera la menor dosis de prohibiciones posibles. Dada la supuesta madurez del pueblo, prohibir sería lo menos necesario. Éramos partidarios de todo y ahora resulta que todo nos molesta. ¡Ufff!

Yo no sé vosotros, pero yo oigo un clamor. ¡A la prohibición con premura! !Viva Premura!. Estos ciudadanos de a pie que somos clamamos a esos otros ciudadanos electos que nos dirigen ¡Que prohiban! Que prohiban a los emigrantes entrar en "mi" cotarro, que prohiban a los emigrantes que entren en "mi" cotarro que me roben "mis" posesiones, que prohiban a los jóvenes hacer botellón debajo de mi casa, que prohiban a las chicas abortar, que prohiban conducir si bebes, te drogas o tomas psicofármacos, que prohiban a la gota fría que pase por mi barrio, que prohiban a los maridos que se acerquen a sus mujeres, sobre todo si es para matarlas, que prohiban, que prohiban, que prohiban, y que no salgan de la carcel. !Que se aumenten las penas! !Que se rebaje la edad penal! No estamos lejos de pedir la pena de muerte. Tiempo al tiempo. Para éste, para ese y para aquel. Que prohiban todo lo que moleste. Que prohiban la prostitución, que es de muy mal gusto.

Ya sé que nos deshacemos en justificaciones, me da igual. Lo que importa es que cuando pedíamos " prohibido prohibir" estábamos dispuestos a ser solidarios con los que no tenían y a responsabilizarnos de que nadie tuviera que sufrir el desarraigo de la emigración, porque no queríamos imitar a nuestros padres adorando el becerro de oro del capitalismo , porque vivir una sexualidad sin represión no iba a desembocar en el drama de miles de mujeres abortando, porque beber y conducir no iba a convertirse en la única atractiva diversión de nuestros hijos fruto de "paz y amor", porque el amor libre nunca devendría en amor posesivo y sobre todo no sería necesaria la prostitución...

No se pueden poner puertas al campo, lo que hay que hacer es ararlo. Y no lo estamos haciendo. Esdedesear.

"
Castígase con pena de muerte a los que deliberan sobre los negocios públicos fuera del Consejo o de los comicios. Dicen ellos que ha sido hecha esta ley para impedir que el Príncipe y los traniboros puedan conspirar fácilmente juntos para oprimir al pueblo con la tiranía y cambiar el régimen. Así que los asuntos de gran peso e importancia se llevan a la Asamblea de los sifograntes , los cuales, luego de consultar con sus familias, deliberan entre sí y exponen sus pareceres al Consejo. A veces llevan algunos asuntos al Consejo General de la isla. Además, respeta el Consejo la costumbre de no deliberar sobre negocio alguno el mismo día que es propuesto por primera vez, por lo que se aplaza la deliberación hasta la sesión siguiente. Así nadie osa decir inconsideradamente las palabras que tiene en la punta de la lengua, por no haber luego de meditar para hallar razones con que defenderlas y mantenerlas, pues hay hombres que por una mal entendida vergüenza antes harían daño a la República que confesarían sus yerros. En bien de la República, no hay que hablar ligeramente, sino pensar mucho antes lo que se va a decir.

De" Utopía". Por Tomás Moro.


miércoles, 23 de septiembre de 2009

Paresia

"A fin de aportar al tema una nueva dimensión, he venido insistiendo en que el concepto de realidad en Freud aúna lo fáctico y lo actual- es decir un mundo de hechos consensualmente validado y una activación recíproca de gente del mismo parecer. Sólo estos dos elementos juntos proporcionan un sentido de la realidad. Porque incluso entre los hombres más inteligentes y mejor instruídos siempre existe una búsqueda de una imagen del mundo compartida con aquelllos que no sólo se sirven de los mismos métodos de verificación, sino que también piensan de manera semejante y se hacen sentir unos a otros activos y competentes: sólo untos podrán descifrar lo que haya de verdadero en las experiencias de significación más pronunciada."
De "Historia personal y circunstancia histórica" por Erik H. Erikson

"No es posible ser amado por muchos con una perfecta amistad, lo mismo que no lo es amar a muchos a la vez. La verdadera amistad es una especie de exceso en su género, es una afección que supera a todas las demás, y se dirige por su misma naturaleza a un sólo individuo, porque no es muy fácil que muchas personas agraden a la vez tan vivamente, ni quizá sería bueno.(...) Los hombres afortunados no tienen necesidad de relaciones útiles, pero necesitan relaciones agradables, y por esa causa quieren vivir habitualamente con algunas personas."
De" Moral a Nicómaco" por Aristóteles.

Filiel, agosto 2009

Queridos: Otra vez tengo que felicitarme de no haber hecho caso de la imaginación, la mía es tendente al pesimismo y busca ,para frustrar mis proyectos, las asociaciones más truculentas. Pero "a Dios rogando y con el mazo dando", aquí me encuentro, felizmente integrada en esta nueva morada. Me gusta el silencio, lo que más, pero para romperlo a ratos me he traído una antigua radio de las de cassette incorporado, que tenía abandonada en el trastero. ¡Sorpresa! En una pletina, una grabación de la Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvorak y en la otra una recopilación de éxitos de Sinatra. Del mismo trastero pillé un aparato de video VHS al que aplico la tremenda colección antigua de mi hermano, pero en él, en el video, también un duende me había dejado una grabación de Toska. Estos duendes proveedores parecen haber ido dejando miguitas en el camino que son buenas compañías.
Bajo la nogal de mi casa y en otros muchos puntos desperdigados de esta maravillosa naturaleza (con un cuchillo en el zurrón mirando de reojo por si los lobos...) me voy zampando la provisión de libros que me traje, aunque, ya vereis, mucha soledad y tal y cual pero no me dará tiempo a leer todo lo que me propuse.
Hay otro "temita" que estaba en el buffer. Lo sabeis. Llegué aquí sin hipoteca alguna en cuanto a la posibilidad de compartir esta estancia con alguien, corría el riesgo de no tratar a nadie en este tiempo, no, si ello implicase alguna clase de comercio y debilidades varias, usar bastones y luego tirarlos. Suponía que aún así merecería la pena, así que no hice previsiones en ese sentido. Una ascesis como ésta no permite más que discursos verdaderos, entre pares. Hace tiempo que ya solo busco la "paresia". Hay un tiempo para sembrar y otro para cosechar.
("La paresia etimológicamente significa decirlo todo. La paresia lo dice todo; no obstante, no significa decirlo todo, sino más bien la franqueza, la libertad, la apertura que hacen que se diga lo que hay que decir, como se quiere decir, cuando se quiere decir y bajo la forma que se considera necesaria. Este término de paresia esta ligado de tal forma a la elección, a la decisión, a la actitud del que habla, que los latinos lo han traducido justamente por libertas para referirse a la libertad de aquel que habla.". Foucault. Hermenéutica del sujeto). No, libre me quiero. Y par. Y es posible que haya encontrado algunos. Llegados de tierras aún más
lejanas que yo.
Creo que merece la pena que os cuente otras cosas de ellos. Esdedesear

jueves, 17 de septiembre de 2009

Habitar en la montaña

¿POR QUÉ PERMANECEMOS EN LA PROVINCIA?(Warum Bleiben Wir in der Provinz)

En 1933 se ofreció a Heidegger por segunda vez una cátedra en la Universidad de Berlín, pero decidió quedarse en la pequeña Friburgo. Para justificar tal decisión escribió el texto cuya traducción ofrecemos. Este artículo de Heidegger apareció en 1934 en una obscura hoja periodística de provincia y no se volvió a publicar hasta los años 60. En castellano se tradujo en ECO- Revista de la cultura de Occidente, marzo de 1963, nº 35, tomo VI-5. Lo retomamos de ESPACIOS, revista del Centro de Investigaciones Filosóficas de la Universidad de Puebla (México), año 2, nº 6, 1985.

En una abrupta cuesta de un amplio y alto valle de la Selva Negra, se levanta un pequeño refugio de esquiadores a 1.150 metros de altura sobre el nivel del mar. Su planta mide de seis a siete metros. El bajo techo recubre tres cuartos: la cocina, el dormitorio y un gabinete de estudio. En el estrecho fondo del valle y en la ladera opuesta, igualmente abrupta, yacen dispersos los cortijos de los campesinos, ámpliamente emplazados, con el gran techo que pende sobre ellos. Cuesta arriba se extienden las praderas y las dehesas hasta el bosque con sus viejos, enhiestos y oscuros abetos. Todo lo domina un claro cielo soleado en cuyo resplandeciente espacio dos azores se elevan trazando círculos.
Éste es mi mundo de trabajo visto con los ojos mirones del huésped o del veraneante. Yo mismo nunca miro realmente el paisaje. Siento su transformación contínua, de día y de noche, en el gran ir y venir de las estaciones. La pesadez de la montaña y la dureza de la roca primitiva, el contenido crecer de los abetos, la gala luminosa y sencilla de los prados florecientes, el murmullo del arroyo de la montaña en la vasta noche del otoño, la austera sencillez de los llanos totalmente recubiertos de nieve, todo esto se apiña y se agolpa y vibra allá arriba a través de la existencia diaria. Y, nuevamente, esto no ocurre en los instantes deseados de una sumisión gozosa o de una compenetración artificial, sino, solamente, cuando la propia existencia se encuentra en su trabajo. Sólo el trabajo abre el ámbito de la realidad de la montaña. La marcha del trabajo permanece hundida en el acontecer del paisaje.
Cuando en la profunda noche del invierno una bronca tormenta de nieve brama sacudiéndose en torno del albergue y oscurece y oculta todo, entonces es la hora propicia de la filosofía. Su preguntar debe entonces tornarse sencillo y esencial. La elaboración de cada pensamiento no puede ser sino ardua y severa. El esfuerzo por acuñar las palabras se parece a la resistencia de los enhiestos abetos contra la tormenta.
Y el trabajo filosófico no transcurre cual la apartada ocupación de un extravagante, sino que tiene una íntima relación con el trabajo de los campesinos. Mi trabajo se asemeja al del joven campesino cuando sube la pendiente remolcando el trineo de la montaña y luego, una vez bien cargado con leños de aya, lo dirige a su cortijo en peligroso descenso; al del pastor cuando con su andar lentamente meditabundo arrea su ganado pendiente arriba; al del campesino cuando en su cuarto dispone en forma adecuada las innumerables tablillas para su techo. Allí arraiga su inmediata pertenencia a los campesinos.
El hombre de la ciudad piensa que “se mezcla con el pueblo” tan pronto condesciende a entablar una larga conversación con un campesino. Por las tardes, cuando durante la pausa del trabajo me siento con los campesinos en torno de la estufa o en la mesa junto al rincón donde está la imagen del Señor, casi nunca hablamos. En silencio fumamos nuestras pipas. Entretanto quizá cruza una palabra. Que el trabajo se termina en el bosque, que en la noche anterior se metió una marta en el gallinero, que posiblemente mañana una vaca parirá, que el campesino Oehmi ha tenido un ataque, que el tiempo pronto “se muda”. La íntima pertenencia del propio trabajo a la Selva Negra y a sus moradores viene de un centenario arraigo suabo-alemán a la tierra que nada puede reemplazar.
Al hombre de la ciudad una estadía en el campo, como se dice, a lo más, lo “estimula”. Pero la totalidad de mi trabajo está sostenida y guiada por el mundo de estas montañas y sus campesinos. Ahora, mi trabajo allá arriba se ve interrumpido a menudo por largo tiempo debido a gestiones, viajes para dictar conferencias, discusiones y la actividad docente aquí abajo. Pero tan pronto retorno arriba se aglomera, ya desde las primeras horas de estadía en el albergue, todo el mundo de las antiguas preguntas y, por cierto, en el mismo cuño con que las dejé.
Sencillamente, soy trasladado al ritmo propio del trabajo y, en el fondo, no domino en ningún caso su ley oculta. Los hombres de la ciudad se maravillan a menudo de este largo y monótono quedarse solo entre los campesinos y las montañas. Sin embargo esto no es ningún mero quedarse solo; pero sí soledad. En verdad en las grandes ciudades el hombre puede quedarse solo como apenas le es posible en ninguna otra parte. Pero allí nunca puede estar a solas. Pues la auténtica soledad tiene la fuerza primigenia que no nos aísla, sino que arroja la existencia humana total en la extensa vecindad de todas las cosas.
Es posible convertirse en una “celebridad” en un santiamén mediante los periódicos y revistas. Éste es siempre, por cierto, el camino más seguro por el que el querer más auténtico sucumbe al malentendido y llega al olvido profunda y rápidamente.
Por el contrario, la memoria campesina tiene su fidelidad sencilla, segura e incesable. Hace poco le llegó la hora de la muerte a una campesina allá arriba. Ella conversaba conmigo a menudo y de buena gana, y me enseñaba viejas historias del pueblo. En su lenguaje enérgico y lleno de imágenes conservaba todavía muchas palabras viejas y diversas sentencias que habían llegado a ser ininteligibles para los actuales jóvenes del pueblo y, así, han desaparecido del lenguaje vivo. Todavía el año pasado, cuando yo vivía solo semanas enteras en el refugio, esta campesina con sus 83 años, subía a menudo la abrupta cuesta que conduce a él. Quería ver, como decía, si yo todavía estaba allí y si no me había robado de improviso “algún duende”. La noche que murió la pasó conversando con sus parientes y, hora y media antes de su fin, envió todavía un saludo al “señor profesor”. Tal recuerdo vale incomparablemente más que el más hábil “reportaje” de un periódico de circulación mundial sobre mi pretendida filosofía.
El mundo de la ciudad está en peligro de sucumbir a una falsa creencia corruptora. Una impertinencia muy ruidosa y muy activa y muy delicada parece, a menudo, preocuparse por el mudo y la existencia del campesino. Pero con ello se niega precisamente lo que ahora sólo hace falta: mantener la distancia de la existencia campesina; abandonarla –ahora más que nunca– a su propia ley; ¡fuera las manos!, para no arrastrarla en una falsa habladuría de literatos sobre lo popular y el amor a la tierra. El campesino ni quiere ni necesita en ningún caso esta exagerada amabilidad ciudadana. Lo que ciertamente necesita y quiere es el tacto reservado respecto a su propio ser y a su independencia. Pero muchos de los procedentes de la gran ciudad y de los transeúntes –y no en último término los esquiadores– se comportan a menudo en el pueblo o en la casa del campesino como si se “divirtieran” en sus salones de recreo de la gran ciudad. Tal ajetreo destruye en una noche más de lo que puede fomentar jamás un adocenamiento científico de varios decenios sobre lo popular y las costumbres y usos del pueblo.
Dejemos toda intimidación condescendiente y todo falso culto de lo popular; aprendamos a tomar en serio allá arriba aquella existencia sencilla y dura. Sólo entonces nos podrá volver a decir algo.
Hace poco recibí la segunda llamada de la Universidad de Berlín. En una ocasión semejante me retiro de la ciudad a mi refugio. Escucho lo que dicen las montañas, los bosques y los cortijos. En esto vengo a donde mi viejo amigo, un campesino de 73 años. En los periódicos ha leído sobre el llamado a Berlín. ¿Qué irá a decir? Lentamente desliza la segura mirada de sus claros ojos en los míos, mantiene los labios fuertemente apretados, me coloca su mano fielmente circunspecta sobre el hombro y sacude su cabeza en forma apenas perceptible. Esto quiere decir: ¡irrevocablemente no!

Este texto de Martin Heidegger ha sido copiado integramente de la pagína web filosofía y pensament de Ramón Alcoberro)

Hay variadas razones que nos impulsan a movernos de nuestro lugar habitual, entre ellas las que más fuerza suelen tener son las obligaciones laborales propias o de nuestra pareja, voluntarias o de fuerza mayor y el retorno a "nuestra" tierra, por ejemplo. En casos menos frecuentes estaría la búsqueda de un clima mejor o la necesidad de romper la rutina y empezar una "vida" nueva, despreciando hacer una sana reflexión sobre qué nos hace desear esa ruptura, y por eso, frecuentemente, acaba convirtiéndose en la misma rutina y la misma vida en otro lugar, en ocasiones incluso más hostil. Cualquiera de ellas puede proporcionarnos experiencias enriquecedoras y satisfactorias porque suponen contrastes suficientes para estimular energías internas, necesitamos ese movimiento para sentirnos mejor y agradecemos que haya surgido algún motivo que, aunque externo a nosotros, nos haya permitido vivirlas.

Estos motivos comentados, sus razones, se nos presentan de una forma, sino total, bastante consciente, o al menos así lo es su justificación (la diferenciación entre motivos como causas y su justificación verbal es un asunto complejo, para mi no hay tal distinción, pero esto es otro cantar). Pero cuando este cambio (de lugar habitual- habitar otro lugar- habitar y ser son lo mismo para Heidegger) no obedece a alguno de estos motivos con los que uno, para mayor seguridad en el éxito de la empresa, se aferra en su decisión, sino a otros más difusos y de precaria justificación, conduce a una gran felicidad, lo sentimos más nuestro, y nos ofrece un montón de sensaciones que vamos descubriendo. Hemos atendido otros deseos, y es el momento de aprovechar para hacer ese tipo de análisis a posteriori, en el sentido que tanto os comenté de Schopenhauer, que ayuda a conocernos mejor, a descubrirnos en nuestras auténticas y transparentes motivaciones. Un análisis que surge directamente del asombro, como el conocimiento auténtico que nos enseñó Aristóteles, el asombro es lo que impulsa la verdadera curiosidad y lo que deviene en un saber "nuevo", incluso sobre nosotros mismos. Esdedesear.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Cartas desde Filiel


1
Para venir a gustarlo todo no quieras tener gusto en nada.
Para venir a saberlo todo no quieras saber algo en nada.
Para venir a poseerlo todo no quieras poseer algo en nada.
Para venir a serlo todo no quieras ser algo en nada.
2
Para venir a lo que gustas has de ir por donde no gustas.
Para venir a lo que no sabes has de ir por donde no sabes.
Para venir a poseer lo que no posees has de ir por donde no posees.
Para venir a lo que no eres has de ir por donde no eres.
3
Cuando reparas en algo dejas de arrojarte al todo.
Para venir del todo al todo has de dejarte del todo en todo,
y cuando lo vengas del todo a tener has de tenerlo sin nada querer.
4
En esta desnudez halla el espíritu su descanso, porque no comunicando nada, nada le fatiga hacia arriba, y nada le oprime hacia abajo, porque está en el centro de su humildad.


De " La subida del Monte Carmelo. Monte de perfección" Por S. Juán de la Cruz.


Quizas debiera haber convocado a Teresa de Jesus en lugar de Juán de la Cruz, ella que vivía sus éxtasis entre pucheros, algo que se nos da muy bien a las mujeres, que podemos mezclar perfectamente el tocino con la velocidad, sin que se nos mueva un pelo. Así me pasó a mi en estas vacaciones, extasiada y arrebolada por sensaciones medio místicas al tiempo que aprendía a cocinar un cocido maragato o me peleaba por el espacio con las arañas, moscas o avispas, pero, a decir verdad, San Juán me gusta más.



Filiel, julio del 2009.

Queridos: Cuando hace algún tiempo os enseñé esa foto del camino a Filiel, con las nieves aún en el Teleno, cuando os decía que ella era la imagen del presente de mi futuro, anticipaba sin saberlo aún estas vacaciones mías, adivinando un deseo que aún no había parido sino en el lenguaje literario. Misterios de lo inefable tatuado en lugares invisibles de mi cuerpo. Lo prefiero.
Filiel... sólo por ese nombre merecería ser escogido un lugar. Fili-el, que se me figura una mezcla de griegos y árabes, la contundente mezcla de dos civilizaciones que nos fundan y fundamentan. Un pueblo al pie de la montaña, en el medio de una naturaleza que no sabré describir porque he descubierto con asombro que para todo decir auténtico hay que haberse creado un lenguaje antes y yo no dispongo de él. Un pueblo al que me condujo un nada de razón instrumental pues en ninguna certeza podría basar mis fines y un todo de poderosa intuición que me fortalece con su total incertidumbre. Veremos a ver por donde sale...

Y aquí estoy (la jornada empezó muy bien, Radio Tres parece haber querido premiar mi fidelidad con una selección para el viaje: un concierto de Muddy Waters, una pieza de piano sudamericana "El Trapìche" de Claudia Calderón, una cantata de Bach, y unas danzas eslavas de Dvorák que coincidieron con la travesía del macizo galaico-leonés. Total, que conduje hasta aqui como en volandas.) en el fragor de un combate que mi alma disputa entre el miedo a no superar el silencio y la abrumadora soledad y la angustia de, por eso mismo, perderlos. Un sentimiento parecido al de una enamorada atenazada por las dudas y el deseo, que a su pesar continua probándose ropa ante el espejo, y, sin remedio para esta locura, pasé la tarde aviando, ilusionada, con las cuatro cosas que apañé para traerme, los apenas treinta metros cuadrados de casa, como si guiara mi mano la propia mano de un profesor oculto por encima de mi cabeza. Miro y remiro las posibilidades del pequeño terreno que se desparrama hasta el cauce seco de un riachuelo en la trasera, sin límites concretos, informe y asilvestrado, y le plantifico una mecedora "comme il faut" a un espacio que invento para remedar un porche: ¡aquí miraré las estrellas!

Sigo sin atisbar un ser humano, dicen que los hay, pero las casas están cerradas de puertas y ventanas a cal y canto. Será como las meigas que "habelas haylas". Y continuo preguntándome cómo he llegado hasta aquí. Ya os seguiré contando. Hasta pronto.


Nosotros y los objetos
luz y tinieblas
cuerpo y alma
dos almas
espíritu y materia
Dios y el mundo
pensamiento y extensión
ideal y real
sensibilidad y razón
fantasía e intelecto
ser y deseo
Las dos mitades del cuerpo
derecha e izquierda
respirar
Experiencia física:
imán.
Johann Wolgang von Goethe





jueves, 10 de septiembre de 2009

Manuel Rivas

El lugar donde más he coincidido con Manuel Rivas es en el supermercado que, al parecer, frecuentamos ambos. Él es un profesional de la cultura pero yo voy poco a los actos a los que él acude. A pesar de ello no ha sido invisible para mi, no me refiero ahora a su talla de escritor reconocido, sino a su trayectoria de compromiso ideológico. Y eso es lo que quiero agradecerle: Que no haya permanecido invisible, como ha ocurrido con gran parte de la intelectualidad. Su voluntad, a pesar del éxito, de testimoniar sus ideales. Hoy toca a la justicia.

http://www.rtve.es/mediateca/audios/20090909/manuel-rivas-trucha-dias-como-hoy/581447.shtml

lunes, 7 de septiembre de 2009

La humildad vigilante


"El único remedio que existe contra la amorfa manía de saber muchas cosas, de divagar en esta o aquella dirección, de abandonar un tema cuando apenas se lo ha rozado, cuando apenas se lo ha captado, el único remedio contra esta curiosidad que, ciertamente, es algo más que mera curiosidad, pues no tiene ningún propósito ni lleva a ninguna parte, el único remedio contra este andar dando saltos y respingos hacia todos lados, consiste en esto: en tratar con alguien que posea el don de moverse dentro de todo lo que es posible saber sin abandonarlo hasta no haberlo medido en todas sus dimensiones, de moverse dentro pero sin diluirlo. Nada de lo que Sonne dijera quedaba suprimido o liquidado por él. Siempre era más interesante que antes, estaba articulado e iluminado. Allí donde antes solo había interrogantes, puntos oscuros, Sonne concentraba en un solo campo otros muchos campos. Con la misma precisión con que podía describir una rama del saber podía describir tambien a un hombre destacado de la vida pública. Evitaba hablar de gente a la que ambos conociésemos personalmente, y de este modo quedaba excluido de su exposición todo aquello que convierte una conversación en un mero chismorreo. Por lo demás utilizaba los mismos métodos para hablar de las personas que para hablar de las cosas. Tal vez lo que más me recordaba a Musil era esto: su concepción de los seres humanos como campos del saber dotados de una peculiaridad propia. La insipidez de una teoría única, aplicable a todos los seres humanos, le resultaba tan ajena que ni siquiera mencionaba una teoría así. Cada persona era algo especial, no solo algo aislado. Sonne odiaba lo que unos hombres hacían contra otros hombres, jamás ha habido un espíritu menos bárbaro que él. Aunque tuviera que poner de manifiesto las cosas que odiaba, sus palabras nunca sonaban a odio; lo que el ponía al descubierto era una carencia de sentido, y nada más.
Resulta sobremanera difícil hacer comprensible hasta qué punto evitaba Sonne cualquier referencia personal. Uno podía haber pasado con él dos horas, durante las cuales había aprendido inumerables cosas, y de tal modo además que a uno le sorprendía siempre aquello que escuchaba. ¿Como, en presencia de una superioridad intocable como aquella, hubiera uno podido colocarse a sí mismo por encima de los demás? Ciertamente la palabra humildad no es la que él hubiera empleado, pero cuando uno lo dejaba, lo hacía en una disposición de ánimo que no puede ser calificada más que con esa palabra; era, sin embargo, una humildad vigilante, no la humildad de los borregos."

"No me causó sorpresa que un charlatán al que yo siempre había evitado se sentase en una ocasión a mi mesa y me preguntase, sin ningún preámbulo, si yo conocía al doctor Sonne. Rápidamente contesté que no ; no fue posible, sin embargo logar que se callase, pues estaba conturbado por algo que no le daba sosiego y que no comprendía; una fortuna donada. Este doctor Sonne, dijo, era el nieto de una persona muy rica de Prsemysl y había donado, para fines benéficos, toda su fortuna, que había heredado de su abuelo. El no era el único que no estaba en sus cabales, añadió. Tampoco lo estaba Ludwig Wittgenstein, un fílósofo, hermano del pianista Paul Wittgenstein, el que no tenía más que un brazo; el tal Ludwig había hecho lo mismo que el doctor Sonne..."
De "Historia de una vida. El juego de ojos. Hallazgo del hombre bueno." Por Elias Canetti.
A la dicha de este verano en Filiel ha contribuído enormemente los ratos que pasé acompañada por la lectura de la autobiografía de Canetti, que me mantuvo fascinada desde el principio. Os he escrito cartas desde alli, pero Filiel se configura en otra dimensión espacial y temporal y yo he regresado antes. Esto me está produciendo algunos desajustes, habrá que tomar de nuevo las posiciones abandonadas aunque ya no estén en el lugar en el que las había dejado. Por suerte la linea del horizonte siempre sigue avanzando. No podemos bañarnos dos veces en el mismo río.. ni el río ni nosotros somos los mismos, dice Heráclito, pero hay algo que permanece: el deseo de bañarnos. Esdedesear.