lunes, 14 de septiembre de 2009

Cartas desde Filiel


1
Para venir a gustarlo todo no quieras tener gusto en nada.
Para venir a saberlo todo no quieras saber algo en nada.
Para venir a poseerlo todo no quieras poseer algo en nada.
Para venir a serlo todo no quieras ser algo en nada.
2
Para venir a lo que gustas has de ir por donde no gustas.
Para venir a lo que no sabes has de ir por donde no sabes.
Para venir a poseer lo que no posees has de ir por donde no posees.
Para venir a lo que no eres has de ir por donde no eres.
3
Cuando reparas en algo dejas de arrojarte al todo.
Para venir del todo al todo has de dejarte del todo en todo,
y cuando lo vengas del todo a tener has de tenerlo sin nada querer.
4
En esta desnudez halla el espíritu su descanso, porque no comunicando nada, nada le fatiga hacia arriba, y nada le oprime hacia abajo, porque está en el centro de su humildad.


De " La subida del Monte Carmelo. Monte de perfección" Por S. Juán de la Cruz.


Quizas debiera haber convocado a Teresa de Jesus en lugar de Juán de la Cruz, ella que vivía sus éxtasis entre pucheros, algo que se nos da muy bien a las mujeres, que podemos mezclar perfectamente el tocino con la velocidad, sin que se nos mueva un pelo. Así me pasó a mi en estas vacaciones, extasiada y arrebolada por sensaciones medio místicas al tiempo que aprendía a cocinar un cocido maragato o me peleaba por el espacio con las arañas, moscas o avispas, pero, a decir verdad, San Juán me gusta más.



Filiel, julio del 2009.

Queridos: Cuando hace algún tiempo os enseñé esa foto del camino a Filiel, con las nieves aún en el Teleno, cuando os decía que ella era la imagen del presente de mi futuro, anticipaba sin saberlo aún estas vacaciones mías, adivinando un deseo que aún no había parido sino en el lenguaje literario. Misterios de lo inefable tatuado en lugares invisibles de mi cuerpo. Lo prefiero.
Filiel... sólo por ese nombre merecería ser escogido un lugar. Fili-el, que se me figura una mezcla de griegos y árabes, la contundente mezcla de dos civilizaciones que nos fundan y fundamentan. Un pueblo al pie de la montaña, en el medio de una naturaleza que no sabré describir porque he descubierto con asombro que para todo decir auténtico hay que haberse creado un lenguaje antes y yo no dispongo de él. Un pueblo al que me condujo un nada de razón instrumental pues en ninguna certeza podría basar mis fines y un todo de poderosa intuición que me fortalece con su total incertidumbre. Veremos a ver por donde sale...

Y aquí estoy (la jornada empezó muy bien, Radio Tres parece haber querido premiar mi fidelidad con una selección para el viaje: un concierto de Muddy Waters, una pieza de piano sudamericana "El Trapìche" de Claudia Calderón, una cantata de Bach, y unas danzas eslavas de Dvorák que coincidieron con la travesía del macizo galaico-leonés. Total, que conduje hasta aqui como en volandas.) en el fragor de un combate que mi alma disputa entre el miedo a no superar el silencio y la abrumadora soledad y la angustia de, por eso mismo, perderlos. Un sentimiento parecido al de una enamorada atenazada por las dudas y el deseo, que a su pesar continua probándose ropa ante el espejo, y, sin remedio para esta locura, pasé la tarde aviando, ilusionada, con las cuatro cosas que apañé para traerme, los apenas treinta metros cuadrados de casa, como si guiara mi mano la propia mano de un profesor oculto por encima de mi cabeza. Miro y remiro las posibilidades del pequeño terreno que se desparrama hasta el cauce seco de un riachuelo en la trasera, sin límites concretos, informe y asilvestrado, y le plantifico una mecedora "comme il faut" a un espacio que invento para remedar un porche: ¡aquí miraré las estrellas!

Sigo sin atisbar un ser humano, dicen que los hay, pero las casas están cerradas de puertas y ventanas a cal y canto. Será como las meigas que "habelas haylas". Y continuo preguntándome cómo he llegado hasta aquí. Ya os seguiré contando. Hasta pronto.


Nosotros y los objetos
luz y tinieblas
cuerpo y alma
dos almas
espíritu y materia
Dios y el mundo
pensamiento y extensión
ideal y real
sensibilidad y razón
fantasía e intelecto
ser y deseo
Las dos mitades del cuerpo
derecha e izquierda
respirar
Experiencia física:
imán.
Johann Wolgang von Goethe





4 comentarios:

Barbebleue dijo...

Nada hay más difícil que lograr aguantarse a uno mismo para convertir la soledad en una amiga.

Un texto a la altura de un paisaje.

Esdedesear dijo...

Y nada que congratule más que compartir esas amistades solitarias, como tu mismo dices muchas veces.
Dice una persona muy querida, ¿Qué es mejor: vivirlo o comentarlo? Vivirlo, y tener con quién comentarlo, digo yo. Otro abrazo

Josefina dijo...

!Cuánto me gusta leerte, Esdedesear: me gusta y me acompaña. !Y cómo me agrada cuando Barbebleue convierte en gran amiga la soledad, que así se llama.

Mi místico preferido, San Juan de la Cruz, difícil e impenetrable pero acariciando el alma.
Tu carta compañera de camino desde Filiel y Wolgang von Goethe, de quien tomo un pétalo de su poesía:

"En lo más noble nuestro ser cultiva
anhelos de rendirse a lo inefable
por honda gratitud que el don no esquiva
al Ser puro, a lo Eterno inexpresable.
Llemémosle Bondad; yo a su clemencia
me acojo y me diluyo en su presencia".

Gracias.

Esdedesear dijo...

Josefina, tu eres una de esas personas en las que confío para comentar estas experiencias de "lo inefable" y verdaderamente lo agradezco mucho. Una fortuna muy grande. Muchas gracias.
La soledad es muy buena amiga cuando uno no se siente abandonado.