jueves, 15 de enero de 2009

El pueblo judío.

"Tenemos, en el contexto de una ensoñación, cierto derecho a recordar esta inmensa revisión de la historia judía llevada a cabo por Freud, judío el mismo, porque en su marco se desenvuelve una suerte de preludio a lo que más adelante, en Derrida, se describirá por medio del concepto clave de "differance".


De "Derrida, un egipcio". Por Peter Sloterdijk


Supongo que somos muchos los que, buscando una cierta rigurosidad en nuestras aproximaciones (aún en el silencio del pensar)al conflicto entre israelíes y palestinos, acudimos una y otra vez a una cierta labor de hemeroteca tratando de reconstruir los hechos para poner orden en tanta confusión y tratar de extraer alguna conclusiónes. Vano intento. Quizás las causas próximas de la contienda puedan tener alguna explicación para los analistas y los sociólogos. En su momento la película "Munich" contrapunto de la "La lista de Schindler", ambas de Spielberg, me convenció de algunas cosas, pero, aunque quiero mirar a otro lado, que es lo que me apetece hacer siempre con todo lo que me parece irracional, no me da resultado y como no me quedo tranquila siempre acabo tentada por las reconstrucciones lejanas, esas que de una u otra forma te transforman mentalmente.


El párrafo de Sloterdijk va en ese sentido y cuando leí el conjunto de la obra "Derrida, un egipcio" ya me fascinó y convocó para esa indagación. Freud llevó a cabo una revisión (histórica y psicológica, como no podía ser menos)de la historia del pueblo de Israel en su obra tardía "Moisés y la religión monoteista" que me propongo releer porque se situa exactamente en la prehistoria del pueblo judío, en sus inicios, "el Egipto cuna de todo hombre", luego deformada por las diferentes tendencias. "Habría que buscar sus orígenes en el hecho de que Moisés "quería conducir a los judíos al extranjero", como decía Freud, y les impuso con la circuncisión, una práctica que en cierta medida los convertía en egipcios. Con sus análisis de los acosos, Derrida formaliza la idea desarrollada por Freud, de que no se puede ser judío sin encarnar en cierto modo el Egipto, o un espectro del Egipto" Esto dice en otro momento Sloterdijk, quien deduce de las reflexiones de Freud que en la identidad judía el efecto del Éxodo fué irreversible, porque habría dado a los judíos la forma de "un pueblo heteroegipcio que en ninguna circunstancia habría podido regresar a una especificidad anterior aunque lo hubiese querido..." Es decir, la de emigrados judios, que es la que tenían en Egipto.


Ajena como soy a un análisis, más acertado y veraz, y de la pretensión de encontrar relaciones causales a los hechos, en la mediocridad que mis reflexiones sobre el tema puedan conllevar, siempre persisto en una idea, la de que, al menos en esta pequeña parte de la historia que nos toca vivir, los judíos no parece que puedan alcanzar otra condición que la de emigrados. ¿Emigrados egipcios?.

Este versículo de Kol Nidrei, rezo de la comunidad judía y esta maravillosa interpretación de la obra de Bruch con el mismo título, pueden ser buena compañía en esta bonita aventura.

"Y será perdonada toda la congregación de los hijos de Israel, y el extranjero que vive en medio de ellos, viendo que todo el pueblo estaba en la ignorancia."



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