jueves, 29 de enero de 2009

El sentimentalismo

"Los economistas acusan de sentimentalistas a quienes infunde un escalofrío de horror la enunciación de sus atroces villanías. Puede que así sea: Yo confieso de buena gana que tengo algunos tintes de sentimentalismo en mi ¡gracias a Dios!- Desde que la Revolución Francesa hizo caer en la mala reputación a esta forma de pensar- y no del todo inmerecidamente debo admitir, verdadero, bueno y bello como fue ese movimiento- siempre ha sido tradición presentar a los sentimentalistas como personas incapaces de pensamiento lógico y poco dispuestos a mirar a las cosas de frente"
De "Amor evolutivo" por Ch. S. Peirce

La primera vez que me las tuve que ver con la filosofia fue cursando el "Preu" en el instituto, fue un combate de un solo asalto por finalización por cao (mío). El primer día de clase, el profesor, del que solo recuerdo su aspecto físico, pelo engrasado y gruesas gafas, pidió un desayuno de cafe con leche y churros, nos dijo que fuéramos leyendo algo del tema, casi una hora más tarde, cerca del final,nos preguntó si teníamos alguna duda. Era un largo tema sobre Kant el que nos ocupaba, de un libro que me pareció árido y tocho, no sabía quien era Kant ni por qué había que estudiarlo y así me quedé porque en los siguientes días cuando ví que las clases no iban a conllevar explicación alguna, solo leer y dar la lección, dejé de asistir. Mi segundo profesor de filosofía era un ex-jesuita, apasionado de Zubiri, en todo el curso no se sentó jamás. Hablaba con calor (advierto ahora la propiedad física del término) de filosofía, nos recomendó un libro de bolsillo para trabajar durante el curso "Cinco lecciones de filosofía" de Zubiri y me convenció para siempre (no precisamente Zubiri, sí la filosofía y la pasión del profesor). Dice Wittgenstein que no es necesario leer a todos los filósofos y todas sus obras, basta con leer algunos fragmentos. Con razón.

Evocando mis "acciones pasadas" como quiere Peirce (o Schopenhauer, el primero que me enseñó que solo de esa forma podemos conocernos y proyectarnos) si me remonto a las primeras huellas sobre las que se empezó a asentar mi amor por la filosofía traigo a la memoria la lectura a escondidas de un primer libro de antropología, probablemente Levi-Strauss o Malinowsky, en todo caso fijé un primer acto de fe, el de que existían unas relaciones funcionales y estructurales entre los individuos y las sociedades que pintaban mucho. Por aquella época, mis quince años quizás, mi padre se afanaba en explicarme los motivos de sus creencias religiosas fundamentándolos en explicaciones racionales, y me daba cuenta profusamente de las vías para la demostración de la existencia de Dios de Santo Tomás de Aquino, mientras paseábamos. Otro tanto hacía con las bases de los comportamientos humanos, sus opiniones siempre iban acompañadas de alguna referencia a causas o razones. Hacía una inferencia que no olvidé, " creo que la sensibilidad está en proporción inversa al roce, luego a mayor roce menor sensibilidad", extrapolando su pasión por las matemáticas al mundo de las relaciones personales. No solo no la olvidé sino que dediqué mi vida a que no se cumpliera, al menos para mi, y con bastante buen resultado. La compra de un libro "La introducción al psicoanálisis" de Jung, en una cálida recomendación de un librero que me veía repasar las estanterías con mis ojos todavía adolescentes. La lectura directa de "La conquista de la felicidad" de Bertrand Russell, de la "Rebelión de las masas" de Ortega, fueron mis primeros motores para el encendido compromiso con la libertad personal.

¿Pero qué es después de todo el sentimentalismo? ... es una doctrina por la que debería tenerse un gran respeto por los juicios del corazón inteligente" dice Peirce.

Otras impresiones de huellas que formaron mis hábitos gracias a energías (otra vez el universo)sentimentales: Thomas Mann me condujo a Schopenhauer, Schopenhauer a Kant, Wittgenstein a James, Lledó a Platón, Jung a Freud y un largo etcétera, de "melodías encadenadas" en la música de las esferas, sintiendo la poderosa atracción que gravita en sus palabras (mecánica newtoniana?). Juicios de corazones inteligentes que penetran los corazones inteligentes de todos. Sí, se lo debo todo al sentimiento, y creo además que fué gracias a esa creencia (o tendencia) que he mirado siempre las cosas de frente. Como ya dije en otra ocasión, el sentimiento y la intuición son lo primero,el origen, no conviene alejarse,requiere tensión en el esfuerzo para seguir creciendo pero es justamente eso lo que forma el hábito. La herencia y la evolución por la adquisición de hábitos que nos satisfacen, esa es la teoría del amor evolutivo de Peirce. Me parece que esdedesear.´

P.D. Para recordar que para Empédocles (435 aC) a quien se considera antecedente del pensamiento científico actual, las fuerzas de Amor y Odio eran la explicación, origen y causa de toda evolución. Del movimiento, del devenir, del conocimiento, de la armonía. ¡Uhmm! Etimología sentimental de las explicaciones físicas.

1 comentario:

pfp dijo...

ay, Conchita, que cosas más bonitas escribes, no sé si lo entiendo todo, pero siento que me "sienta" muy bien...
Besos