jueves, 22 de enero de 2009

Lo que el viento se llevó

"La creación del universo, que no tuvo lugar durante una cierta semana atareada en el año 4004 A.C., sino que esta sucediendo hoy y nunca acabará, es este mismo desarrollo de la Razón(...) Bajo esta concepción, el ideal de conducta será ejecutar nuestra pequeña función en la operación de la creación echando una mano para volver el mundo más razonable en cualquier momento; como se dice vulgarmente, "depende de nosotros" hacerlo."
De escritos de Charles Peirce en Collected Papers

El simbolismo de determinados acontecimientos es tan fuerte que por unos instantes me permití regocijarme exultante y así quedó demostrado en la última entrada de este blog, pero la economía y la climatología con sus determinaciones nos devuelven una realidad en la que la euforia es ya "lo que el viento se llevó" y ahora solo cabe regresar a la tarea y el empeño.

He oído decir a los analistas que Obama no tiene ideología concreta, mejor dicho que su ideología es el Pragmatismo. Es fácil comprobar que en épocas de vacas flacas el pragmatismo es esencial así que voy a provechar esta ocasión para matar dos pájaros de un tiro: dar un repaso a algún presupuesto básico del Pragmatismo y al tiempo retomar el anterior tema de "conducirnos razonablemente". Y lo haré trayendo a nuestra conversación al que se suele reconocer como el fundador del Pragmatismo (así lo hace William James) Charles Sanders Peirce (1839-1914), recordando dos de sus ideas:
1. Que la Razón es tal que su propio ser nunca puede ser completamente perfeccionado. Debe estar siempre en un estado de incipiencia, de crecimiento.
2 Que el único objeto deseable que es bastante satisfactorio en sí mismo sin ninguna razón ulterior para desearlo, es lo razonable en si mismo.

Es decir, que la razón no es algo dado de una vez por todas sino que evoluciona, crece dentro de nosotros y en el Universo, y que el objeto de deseo más satisfactorio, el "summun bonum" tiene que ver siempre con hacer lo razonable. El Pragmatismo de Peirce es una forma de concebir el sentido de nuestras vidas, muy sencillo, el de ser unas vidas razonables, pero sobre la base de algo apenas intuído y es que solo nos cabe orientar nuestras acciones futuras, ya que no podemos hacerlo con las pasadas y quizás tampoco con las presentes, con una condición: el desarrollo de hábitos que nos ayuden y la comprensión de que para llegar a acertar es imprescindible reconocer el error.

Me gusta Peirce porque habla de razonabilidad, en vez de acudir a la racionalidad, más cercano a nuestras posibilidades, a nuestros logros. Nos iguala en su persecución, parece asequible. Nos ofrece un concepto de ser humano que no necesita "poseer" la razón (esa posesión que nos divide más que nos une), sino buscarla como un fin, incluso un camino. Aceptamos con facilidad que hay contar con el azar y con las leyes de la naturaleza, pero quizás el error de los últimos tiempos fué desposeer a la formación de hábitos de su posible carácter apasionante, "el espíritu del pionero" abandonado por la sociedad saciada. Hay además una idea de Peirce que me encanta y es la de que en la "formación de hábitos"el motor principal es el amor, que lo unifica todo, el azar y las leyes. El amor es la fórmula. Ya veremos cual, porque esdedesear.

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