miércoles, 25 de marzo de 2009

Velle non discitur

"El intelecto no puede hacer más que dilucidar en lo posible la naturaleza de los motivos, pero no puede determinar a la voluntad misma, pues hasta ella no puede llegar, es más: no puede comprenderla."

"Todo lo que los motivos pueden es variar la dirección de su esfuerzo, es decir, hacer que lo que la voluntad invariablemente persigue, lo busque por otro camino que lo había buscado hasta entonces. De modo que la enseñanza, el conocimiento perfeccionado, es decir, el influjo exterior, podrá mostrar a la voluntad que se equivocó en los medios y podrá hacer que el fin que se propone con arreglo a su íntima esencia lo busque por otra vía y hasta en un objeto diferente. Pero nunca podrá hacer que la voluntad quiera otra cosa que la que ha querido siempre...
De "El mundo como voluntad y representación". Por Arthur Schopenhauer.

En estos tiempos lo profesional, lo laboral, está, a mi juicio, sobredimensionado en lo afectivo, de forma que los seres humanos deseamos desarrollar nuestra "humanidad", nuestra esencia, lo que coloquialmente llamamos realizarnos, fundamentalmente en ese terreno. Es de risa, habida cuenta de que el "trabajo" es la consecuencia de un castigo... a lo mejor por eso. A todos nos pasa, en cierta medida. Las últimas reivindicaciones de las mujeres manifiestan una gran frustración en ese sentido, la igualdad pasa sobretodo por la igualdad en lo laboral, espero que eso no suponga el abandono de la lucha en el espacio íntimo, ya que este espacio, por oculto, escapa a los medios de comunicación, al atractivo mundo de la imagen.


Digo esto porque, al hilo de lo que hablábamos el otro día y reflexionando sobre mis modelos de mujer, que llamo modelos por la corriente de simpatía que ha permanecido hacia ellas en mi corazón a lo largo del tiempo (el principio de placer está en la base de nuestras identificaciones, ya sabemos), me he dado cuenta de que ninguna de ellas es "una profesional" en ese sentido. Tampoco son heroínas, mujeres fatales, o adorablemente superficiales, lo cual me preocupa seriamente ¿seré terriblemente aburrida? Tienen las tres mujeres de las que os voy a hablar varias cosas en común. A grandes rasgos diría que se parecen en fortaleza y decisión. Tienen de común también un "Otro", hombre, mundo... Y las tres pertenecen a la "vida literaria" que diría Gómez Pin. En fin, como buenos modelos son también ideales; la cruda realidad, como en la sección de "El programa de Berto" ( domingo noche en la Sexta) es otra cosa.


Una vez superada la inclinación hacia las mártires tipo María Goretti, muy habitual entre las niñas de mis tiempos, la más antigua en mi recuerdo, hacia mis veinte años, es la protagonista de "La Madre" de Maximo Gorki, mujer de gran fortaleza física y psicológica, voluntad y anhelo de lo bello y lo humano dentro de la más absoluta pobreza y miseria del último peldaño de la escala social. Todos los ingredientes de la protagonista de una novela realista y social, que se juzga panfletaria pero que me sigue encantando. No es tanto una "madre", como una conversa:

Fragmento de "La Madre" de Gorki.
Mi querido Andriusha-empezó a decir como si le hubiera abierto el corazón y brotaran de él, jugueteando, las palabras llenas de alegría-. Estuve reflexionando sobre mi vida. ¡Señor mío Jesucristo!Pero ¿para qué he vivido? Palizas..., trabajo...No he visto nada, salvo a mi marido, no he conocido nada salvo el miedo. Y cuando Pasha iba creciendo, no sé si me he dado cuenta de su presencia y le he querido mientras vivía mi marido. No lo sé. Todas mis preocupaciones, todos mis pensamientos se reducían a una cosa: preparar una buena comida para la fiera, que quedara satisfecho, darle sus caprichos, contentarle a tiempo para que no se pusiera sombrío, no me asustara con sus golpes, se apiadara de mí al menos una vez. No recuerdo que me tuviera lástima nunca. Me pegaba no como si pegara a su mujer sino a todos los que odiaba. De esa manera he vivido veinte años y lo que pasó antes de mi matrimonio no lo recuerdo. Lo recuerdo y, como si estuviera ciega, no veo nada. (...)-Cuando murió mi marido, me agarré a mi hijo, pero él se encaminó hacia estos trabajos. Entonces me sentí mal y me dio lástima de él....Si se pierde ¿como voy a vivir? Cuando pensaba en su porvenir, cuánto miedo, cuánta preocupación experimenté y cómo se me desgarraba el corazón- guardó silencio y, moviendo la cabeza, prosiguió en voz baja de modo significativo-: Nuestro amor, el amor de las mujeres, es impuro... Amamos lo que necesitamos. Sin embargo, me fijo en usted y veo que sufre porque le falta su madre; ¿para qué la necesita? Los demás sufren por el pueblo, van a la cárcel y a Siberia, mueren...Las mozas caminan solas de noche por el barro, por la nieve, bajo la lluvia, caminan siete verstas desde la ciudad hasta nuestra casa.¿Quién las obliga, quien las empuja? Ellas aman y aman con un amor limpio. ¡Tienen fe, Andriusha. Yo no sé amar así. Yo amo lo mío, lo cercano. Velle non discitur (no se aprende a querer). Séneca. Continuará, esdedesear.

1 comentario:

pfp dijo...

si, que continue por favor¡¡¡¡