miércoles, 8 de abril de 2009

Al Cesar...

"Dad pues al César las cosas que son del César y a Dios las que son de Dios"
" Porque nada hay encubierto, que no haya de ser descubierto; ni oculto, que no haya de ser sabido." Mateo 22: 21 Lucas 12: 48

La Semana Santa llega nuevamente cada año para todos, creyentes y no creyentes, ciudadanos, paisanos, amigos, pobladores de la tierra compartida. A mi particularmente me trae recuerdos gratísimos de aquellos días de mi infancia repletos de actos religiosos, un ir y venir para visitar las iglesias, acudir a las procesiones para ver bailar los tronos, recoger estampitas y caramelos con la ropa de "estreno", con su camisita y su canesú, el zapatito blanco y una nueva diadema.
Eran días de recogimiento y de respeto por el drama de la Pasión que se nos representaba, porque entonces no había escapatoria. Semana y Santa. En la nueva sociedad hedonista que nos hemos procurado quizás no tenga ya, para muchos, más sentido que el folklórico-popular, si acaso sea una ocasión para el consumo en sus variadas versiones, entre las que se encuentra, por ejemplo, seguir viendo una y otra vez, aunque sea de rondón, películas de romanos. La maravillosa Ben-Hur regresa también cada año y Wyler gusta igual a laicos y religiosos, por suerte.

Últimamente se ha instalado en la sociedad un debate que, como quien no quiere la cosa, se está colando sobre posiciones que yo creía superadas y con límites bien definidos, los de la separación entre ciudadanos y creyentes en la esfera pública. Esos límites parece que se están haciendo porosos, o se pretende hacerlos porosos de tal forma que las "verdades" morales de determinadas creencias religiosas quieran adquirir voz y voto en el dominio de lo institucional. ¿Si? ¿No? Por qué si? Por qué no? En todo caso, es un apasionado debate que merece una reflexión profunda que nos haga revisar nuestras propias convicciones. Yo recomiendo la lectura pausada (aunque nos dure hasta la Semana Santa que viene) del cruce de tesis, réplicas y contrarréplicas que el año pasado se trajeron dos filósofos influyentes del panorama mundial, Habermas y Flores d' Arcais, sobre el asunto, publicadas en la Revista "Claves de la Razón Práctica", www.elboomeran.com/nuevo-contenido/134/la-religion-en-la-esfera-publica/. Si resulta pelín denso siempre podemos hacer como me decía mi hijo cuando era pequeño, ante mi extrañeza por haber terminado demasiado pronto de leer un libraco muy ilustrativo de preguntas y respuestas que yo le recomendaba - ¡Mamá, a mi me llega con pensar la pregunta...! Si, verdaderamente ya es bastante y esdedesear.

2 comentarios:

Barbebleue dijo...

Profunda y compleja la discusión que planteas. A mi humilde entender en la sociedad civil-democrática "Dios no puede ser un argumento". Las grandes religiones monoteístas son, tal vez como autoprotección, autoritarias, fundamentalistas y depredadoras. Por eso comparto la demoledora aseveración de FD "el creyente, en cuanto creyente, no sabe dialogar racionalmente". En todo caso Habermas resulta muy sutil al hablar de "comunidades de interpretación".

Personalmente para mí la Semana Santa ES "La Pasión según San Mateo" de JS Bach. En esto sí soy fundamentalista...

Esdedesear dijo...

Hola Barbebleue. Encantada de haber entablado contigo este diálogo, como diría el propio Hábermas, en una "comunidad ideal de hablantes", ¡ardua tarea!, pero el cruce de tesis entre estos dos representantes es un ejemplo de lucidez. Se disfruta con la lectura de ambos, como con la música que escoges con tu "fundamentalismo". Muchas gracias.